Carcoma

Reseña del libro Carcoma de Layla Martínez, por Beatriz Alcaná

Mi género preferido es el terror. Suena raro, lo sé. Incluso entre los aficionados a la literatura no mimética se nos considera rara avis. La ciencia ficción y la fantasía tienen un pase, pero eso del terror… No hay más que echar un ojo a los fallos de los premios más prestigiosos del mundillo para darse cuenta de que somos la prima marginada de la familia. Y del terror escrito por mujeres mejor ni hablamos. Por eso me ha hecho especial ilusión que un libro como Carcoma esté recibiendo el reconocimiento que merece. La novela de Layla Martínez ha logrado algo muy difícil, que es traspasar los estrechos límites en los que con frecuencia se confina a la literatura de género para hacerse un hueco en los medios generalistas. En el momento en el que escribo esta reseña Carcoma va por la séptima reimpresión, y eso que lleva poco más de un mes en el mercado.

Entonces ¿de qué va Carcoma? Si digo que cuenta la historia de una casa encantada, de una familia maldita, de una abuela y una nieta que han aprendido a convivir con las sombras de los muertos, pensaréis que este libro ya lo habéis leído no una, sino veinte veces. Ya. Yo también lo he hecho. Solo que esta no es otra historia gótica de mansiones victorianas embrujadas y aristócratas decadentes. Carcoma nos traslada a la España profunda, a eso que ahora llaman la España vaciada, y nos da un paseo por nuestro pasado. Pero no es un paseo amable al estilo de esos productos rebosantes de nostalgia en los que solo se vuelve la vista atrás para edulcorar un ayer que parece sacado de una postal vintagecoloreada. Layla Martínez no hace prisioneros cuando escribe. No deja espacio para los remilgos porque sus protagonistas no son delicadas heroínas victorianas, sino mujeres de un entorno rural nada idealizado. Estas mujeres no han podido estudiar, no van bien vestidas ni saben hablar pronunciando todas las sílabas, pero eso no quiere decir que, llegado el momento, no puedan tomarse la justicia por su mano. Sobre todo porque son conscientes de que nadie más que ellas mismas moverá un dedo para darle su merecido a quienes llevan toda la vida humillándolas.

Carcoma es el relato a dos voces de una venganza que puede antojarse feroz, pero no por ello inmerecida. Es, además, un ejemplo de otras voces que suenan con fuerza, las de una nueva generación de autoras y autores que utilizan el terror como denuncia y lo hacen desde una perspectiva de género y de clase que puede incomodar a parte del público, pero que satisfará a otra. Si no les da miedo descubrir a qué sector pertenecen ustedes, no lo duden y atrévanse con esta novela. Dudo mucho que les decepcione.

Por Beatriz Alcaná
@AlcanaBeatriz