Isaac Rosa, ganador del Premio Biblioteca Breve 2022 con «Lugar seguro»

La presente convocatoria del Premio Biblioteca Breve ha transcurrido en su totalidad en el marco de la pandemia, desde que se inauguró en febrero de 2021 durante la rueda de prensa en que se hizo público el fallo a favor de Trigo limpio, la excelente novela de Juan Manuel Gil, hasta el cierre de la recepción de manuscritos, el pasado día 1 de octubre. Ha sido un año difícil, retador y vertiginoso en el que todo el sector editorial, especialmente los for- midables libreros, ha dado un paso de gigante para adaptarse a un entorno en constante cambio, en el que la única certeza ha sido la incertidumbre, además de la constatación de que el libro sigue siendo para todos nosotros, los lectores, un lugar en el que refugiarnos.

Desde Seix Barral agradecemos la participación de los casi novecientos au- tores que han enviado sus novelas. Con una tendencia al alza en los últimos años, en esta edición ya podemos confirmar que la participación electrónica ha sustituido casi por completo al clásico envío por correo postal. El email sigue ampliando las fronteras, y si este año nos han llegado originales de lu- gares tan alejados como Jamaica, Israel, Rusia o Australia, la gran mayoría siguen procediendo del territorio nacional (la mitad de los presentados pro- ceden de alguna región española), seguido de Latinoamérica (casi un tercio de los presentados). Respecto a las temáticas y géneros de los manuscritos recibidos, aunque prevalece la autoficción en distintas formas, es llamativo el incremento una vez más de la novela negra; el ascenso de la distopía, la fantasía y la ciencia ficción, y la irrupción de la novela de crítica social o satírica en el marco del entorno laboral. También la inclusión de personajes o temáticas LGTBI+ en las tramas.

A lo largo del último año he intercambiado reflexiones con autores, perio- distas, libreros y amigos del sector acerca de cómo puede afectar todo lo que estamos viviendo a las obras de creación que están por venir. Y creo que ya es palpable cómo la ficción busca reflejar la necesidad de ordenar un mundo imprevisible, la importancia de un cambio social y laboral y la toma de con- ciencia ante la insostenibilidad del modo de vida actual. La novela ganadora de este año, Lugar seguro, de Isaac Rosa, hace gala de una fina ironía para mostrar cómo el miedo va calando en nuestra vida cotidiana, mientras parte de la población se resiste a esconderse bajo tierra, en una militancia colectiva que no pasa necesariamente por las instituciones. Una gran novela, de un na- rrador que se ha especializado en contar de forma magistral el tiempo en que vivimos. Un gran premio que, no me cabe ninguna duda, dará mucho sobre lo que conversar, y ofrecerá un lugar seguro a innumerables lectores.

ELENA RAMÍREZ
Directora editorial

«Isaac Rosa hace un retrato genial de
tres generaciones de granujas de una misma
familia que se aprovechan de las grietas
del sistema en su propio beneficio.
Una novela que atrapa e incomoda
y que refleja desde la ironía y
la controversia el momento de
incertidumbre de la sociedad actual.»

Jurado del Premio
Biblioteca Breve
2022
Juan Manuel Gil
Pere Gimferrer
Benjamín Prado
Elena Ramírez
Andrea Stefanoni

Sinopsis:

Segismundo García es un comercial venido a menos que cree haber encontrado el negocio de su vida: la venta y construcción de búnkeres low-cost dirigidos a las clases más humildes, en un momento en que la instalación de refugios en viviendas de clase alta se ha convertido en tendencia y los más ricos se dedican a protegerse y prepararse para futuros desastres. Lugar Seguro es el nombre de la empresa porque es eso lo que ofrece a sus clientes: un boleto ganador, un sálvese quien pueda, la única posibilidad de sobrevivir al temido colapso global. Pero Segismundo no está en su mejor momento personal ni económico. Ha levantado un castillo de naipes que en cualquier momento se puede venir abajo y tiene una relación problemática con su padre y con su hijo. Su padre, también llamado Segismundo García, fue a parar a la cárcel envuelto en el escándalo de la quiebra de un turbio negocio de clínicas dentales low-cost. Salió de prisión por demencia senil, pero antes de perder la cabeza le confesó a Segismundo que tenía escondida una gran cantidad de dinero en un lugar seguro. Por su parte, su hijo adolescente, Segis, sigue los pasos «emprendedores» de la familia y monta todo tipo de chanchullos para ganar dinero fácil. El último, un negocio de apuestas en pleno instituto, se le ha ido de las manos. Tres generaciones de pillos, tres generaciones de Segismundos, obsesionados con el ascenso social, pero que se estrellan una y otra vez.

Ambientado en un futuro muy próximo, Lugar seguro se desarrolla en tan solo 24 horas, en las cuales el lector acompaña al protagonista en la búsqueda de un tesoro escondido. En su recorrido veremos un mundo polarizado por el miedo que se parece mucho al nuestro y en el que, frente a la explotación de la inseguridad ciudadana, también han surgido diversos movimientos activistas que creen que otro mundo es posible a partir de nuevas formas de organización colectivas basadas en el cuidado mutuo, la reconstucción comunitaria y otras formas de trabajar y consumir. Una posibilidad de cambio social que el protagonista ve con escepticismo e incluso con cinismo y que plantea al lector un reto en una época en que las únicas ficciones futuristas son invariablemente apocalípticas: ¿puede la ficción imaginar un futuro que no sea distópico?

Las claves de Lugar seguro

Una novela picaresca del siglo xxi Lugar seguro está protagonizada por tres personajes, tres generaciones de Segismundos García miembros de una misma familia (abuelo, padre e hijo), tres buscavidas acostumbrados a ganarse el pan con negocios turbios, estafas y todo tipo de tretas al margen de la ley. El narrador de la novela, Segismundo García, ha creado una empresa llamada Lugar Seguro dedicada a la construcción y venta de refugios a precios asequibles donde los ciudadanos puedan prepararse para el fin del mundo (llamados, claro, lugares seguros). Pero en realidad sobrevive en un equilibrio bastante precario, gracias a los adelantos aportados por sus confiados clientes, mientras espera que algún banco le conceda el préstamo que le permita poner en pie su ambicioso proyecto. Su padre, también llamado Segismundo García, el Primero, el fundador de la saga, fue condenado hace años por una estafa de la vieja escuela: montar una red de clínicas dentales low-cost llamadas Sonríe! que terminó en pufo, escándalo mediático incluido, y con el consiguiente descontento de miles de clientes a los que dejó literalmente con media sonrisa. El último de esta estirpe de pillos es Segis, el hijo del narrador, que representa una suerte de granuja 2.0, un chaval que sabe aprovecharse de las oportunidades de las nuevas tecnologías para idear todo tipo de negocios que se mueven por el vacío legal.

Si en la novela picaresca tradicional el motor del protagonista era la promesa de ascenso de clase, el ideal anhelado de poder abandonar su condición de pícaro, el sueño de Segismundo García descansa en el concepto de «ascensor social»: vive con la esperanza de que, ya sea con trabajo o bien gracias a un golpe de suerte, él y su familia abandonen definitivamente la clase humilde de la que proceden y así puedan acceder a los privilegios asociados a la clase media-alta: buena educación, chalet en las afueras, un bienestar doméstico y omnipresente. Como le dice el protagonista en un momento dado a su padre, están en el buen camino para dejar de ser unos Garcías del montón:

«Mira la progresión: tú no pudiste estudiar, yo sí pero en un centro público, y Segis va al colegio de los niños triunfadores. La especie mejora. Siempre hacia arriba. El ascensor social, ¿te acuerdas? Cómo te gustaba a ti esa expresión. La oíste y la hiciste tuya. ¡El ascensor social!».

ISAAC ROSA Nació en Sevilla en 1974. Ha publicado las novelas La malamemoria (1999), posteriormente reelaborada en ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007), El vano ayer (2004), que fue galardonada en 2005 con el Premio Rómulo Gallegos, el Premio Ojo Crítico y el Premio Andalucía de la Crítica; El país del miedo (2008), reconocida por los editores con el Premio Fundación J. M. Lara como mejor novela del año; La mano invisible (2011), La habitación oscura (2013), Premio Cálamo, y Feliz final (2018), todas ellas publicadas en Seix Barral. Columnista de prensa, es también autor de guiones de cómic, novelas juveniles y libros de relatos, entre los que destaca Tiza roja (Seix Barral, 2020). Su obra ha sido traducida a varios idiomas y llevada al cine en tres ocasiones.

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