El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

Reseña del libro «El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes» de Tatiana Țîbuleac.
Por Paqui Bernal.

“El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes”, además de una magnífica frase, es el título de la primera novela de Tatiana Țîbuleac, una periodista rumana que previamente sólo había publicado relatos. Se tradujo al castellano en 2019.

Me gustan las novelas potentes y ésta lo es sin lugar a dudas. Arranca con la siguiente frase:” Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió 39 años”.

No me asusta que un personaje hable así de su madre. Por el contrario, me despierta curiosidad por saber qué ha ocurrido en esa relación. Y espero que a vosotros os pase igual, porque vale mucho la pena leer esta historia.

Como habréis podido adivinar, el protagonista -Aleksy- nos relata su adolescencia agresiva. En aquella etapa de su vida pasaba el curso escolar en un internado para jóvenes con enfermedades o discapacidades mentales, por una razón que descubrimos más tarde. Y la autora no ahorra adjetivos despreciativos e imágenes crudas en su boca, sin miedo a que el personaje nos caiga mal, que no nos identifiquemos con él y abandonemos la lectura.

Según avanza la narración, vamos tropezando con una frase que acecha cada cierto tiempo: “Mika estaba muerta”. Y eso aumenta la tensión, porque nosotros queremos conocer los vínculos que el protagonista tenía con esa tal MIka. Y no es el único interrogante que la autora va sembrando, con una maestría difícil de igualar. 

Pronto descubrimos que Mika era la hermana de Alexis, y que la novela trata, entre otras cuestiones, de cómo un miembro de la familia puede ser “su pegamento”, “la araña” que los mantiene unidos. Comprendemos que la ausencia de Mika les ha llevado a todos a degradarse por completo, cayendo en la bebida, en la indiferencia o en la locura.

En cuanto a la escritura de Țîbuleac, sorprende enormemente para ser una opera prima, en varios aspectos. Se trata de un relato tremendamente ágil, con mucho ritmo. Además de eso, la escritora es una maestra del “cliff-hanger” -colocar a los personajes en una situación extrema al final del capítulo-. Y sus metáforas son absolutamente originales y sensacionales.

Por si todo esto fuese poco, cuando creemos que solo vamos a disfrutar de su escritura y a descubrir que madre e hijo se reconcilian, Țîbuleac nos sorprende con una escena verdaderamente única entre ellos dos. Y, antes de que aterricemos, nos golpea con una revelación crucial. Y así van ocurriendo sucesos, apareciendo frases redondas, personajes cautivadores, magia, arte y más arte.

Yo no os aconsejo que leáis esta novela. Pienso que no os la podéis perder y me parece que llegará a ser uno de los clásicos del siglo XXI.

Por Paqui Bernal
@_PaquiBernal