La familia Martin

Reseña del libro «La familia Martin» de David Foenkinos, por Aránzazu Gordillo

A menudo paseo por la librería cual turista en busca de uno de esos rincones que no aparecen en las guías. Así llegué a La familia Martin (Alfaguara, 2021).

Rastreando entre las estanterías me di de bruces con un autor que no conocía, y esos suelen ser los caramelos más dulces. Eché un ojo a la solapa de la biografía de David Foenkinos et voila, era un autor desconocido, pero solo para mí, pues había escrito la novela La biblioteca de los libros rechazados. Había visto la película, un film francés de tono amable que cuestiona la función de la crítica literaria y el túnel sin entrada de aire fresco que a menudo supone el mundo editorial. ¿Por qué no?, pensé con el libro en la mano. Además, Foenkinos había sido finalista del Goncourt (y siento especial debilidad por los finalistas de ese premio).

Si hay algo que nos chifla a las personas que escribimos es la vida de las otras personas que también escriben: ¿un escritor inmerso en una crisis creativa que decide poner en las manos del azar el tema de su próximo libro? Tenía que leerlo.

El protagonista de esta historia decide que el tema de su próxima novela será la vida de la primera persona que se encuentre por la calle. Y así es como llega la protagonista de su nueva novela, Madeleine Tricot, una anciana que empuja un carro de la compra en el preciso instante en el que él atraviesa el portal de su edificio.

Madeleine es el punto de partida, que nos llevará hasta Valérie, la hija de Madeleine, empeñada en ser ella la verdadera protagonista de la novela; su yerno, un hombre inmerso en una crisis laboral y, diría yo, que existencial y sus dos nietos adolescentes.

Esta novela nos narra la historia de un peculiar escritor y la familia que escoge para su obra con un estilo autobiográfico y desenfadado y una prosa de tono confesional. Foenkinos explora el tema de la ficción y la realidad, la literatura y la vida.
Verdaderamente es una relación compleja en la que necesitaríamos varias vidas para adentrarnos y arrojar un poco de luz (un tema que, además, a mí me apasiona). Qué fácil es volverse bipolar cuando se escribe, dice el protagonista de la novela y es que, los límites de una y otra cosa, de la ficción y la realidad, a menudo quedan desdibujados y no podemos más que ceder a esa pizca de deliciosa locura que nos ofrecen.

Por Aránzazu Gordillo
https://aranzazugordillo.com/