La Revelación
de Trinidad Fuentes

Publicación: 22 marzo 2021
Editorial: Samarcanda
Páginas: 268
ISBN: 978-8418720017

Biografía del autor

Trinidad Fuentes (Barcelona, 1967) es una de las criminólogas, investigadoras privadas y grafólogas más reconocidas de nuestro país. Además, posee un Máster en Psicología Criminal, otro en Psicología Transpersonal, un Postgrado en Coaching y Liderazgo y otro en Mindfulness y Gestión Emocional. Por si no fuese suficiente, como apasionada —desde su niñez— de la escritura tiene en su haber seis premios literarios entre novelas, relatos y obras de teatro.

Sinopsis

Minerva Nàcher, investigadora privada, famosa por resolver delitos graves gracias a su enigmático don, accede a colaborar con la policía para esclarecer el asesinato de un violador reincidente. Paralelamente, Minerva investiga el paradero de Carlota Pinel, una misteriosa mujer vinculada al pasado de Cristóbal Figueroa, el hombre que la acogió como a una hija tras la trágica muerte de sus padres. Minerva y Carlota se verán envueltas en una serie de sucesos, misterios e incógnitas cuya resolución afectará ineludiblemente a sus vidas y a sus seres queridos, entrando en un laberinto tan imprevisible como adictivo para el lector. Adéntrate en una historia completamente absorbente, desarrollada en dos épocas distintas y digna de los grandes genios del suspense y el misterio. Los giros más insospechados, las intrigas y los secretos mejor guardados en una obra llena de ritmo, con personaje ricos en matices y de cuyas páginas no te podrás despegar.

Frases relevantes del libro

• «Arrastrada por la agradable somnolencia que le producía el relajante muscular, su mente maquiavélica se esforzaba en trazar un plan que le permitiese subyugar las vidas de quienes alteraban la suya. […] sobreestimaba su poder, un poder limitado que no podía dominar lo inexistente, y el futuro aún no existía».

• «El psicópata había fingido su salida, abrió el portón y lo cerró quedándose dentro de la casa. Sabía que mi inocente hermana se confiaría, daría por hecho que estaba sola y en algún momento saldría de su habitación. Al otro lado se mantuvo él, al acecho».

• «Desde que enviudé andaba enlutada de los pies a la cabeza, que llevaba cubierta con un pañuelo y la mantenía gacha. Hasta que un día me cansé de tanta hipocresía y, aún vestida de negro, la alcé con dignidad y empecé a responder a las miradas reprobatorias con otra impasible».

• «Sentados en aquel banco de piedra, bañados por los finos rayos de sol que penetraban entre las ramas de los árboles, escuchaba al amor de mi vida como si no me hablase él, como si una voz lejana me contase una historia sórdida, desgarradora, sobre un hombre bueno cuyo único pecado se basaba en amarme».

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