Brujas: La locura de Europa en la Edad Moderna
de Adela Muñoz Páez

Publicación: 10 febrero 2022
Editorial: DEBATE
Páginas: 416
ISBN: 978-8418619571

Biografía del autor

Adela Muñoz Páez es catedrática de Química Inorgánica en la Universidad de Sevilla. Ha desempeñado una gran parte de su trabajo de investigación en fuentes de radiación sincrotrón de Reino Unido, Francia, Japón y España.

Además, ha impartido seminarios y conferencias sobre mujeres científicas en múltiples centros universitarios y ha publicado artículos en varios medios. Desde marzo de 2016 realiza representaciones teatrales junto con otras profesoras en las que interpretan a científicas del pasado. Todas estas actividades se recogen en la página web #hypatia.es#, que creó y mantiene desde 2008. En 2015 le fue concedido el Premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta de Andalucía, y en 2021 le otorgaron la Medalla de Oro de la ciudad de Sevilla, ambos galardones por su trayectoria profesional y personal.

Es autora de los ensayos cortos La buena muerte (EnDebate, 2012), Sabias en la Segunda República (Flash, 2018) y Pura química (Flash, 2021), y de los libros Historia del veneno (2012), Sabias (2017) y Marie Curie (2020), todos ellos publicados en Debate.

Sinopsis

Un maravilloso ensayo que parte de la caza de las brujas en el Renacimiento, una guerra contra las mujeres que resuena aún hoy.

A comienzos de la Edad Moderna tuvo lugar en Europa una caza de brujas en la que se persiguió a centenares de miles de personas, la gran mayoría mujeres, y se asesinó a unas sesenta mil. ¿Qué sabemos de las condenadas? ¿Y de sus acusadores? Y, sobre todo, ¿cuál pudo ser el motivo de semejante locura?

Adela Muñoz Páez, una de las ensayistas actuales más brillantes, ofrece respuestas a estas preguntas y explora el proceso, orquestado durante siglos por la Iglesia, que convirtió a las mujeres en chivos expiatorios de una sociedad extraordinariamente misógina. Al contrario de lo que suele pensarse, las persecuciones más agresivas no se dieron en España, las penas más crueles no las impusieron los tribunales eclesiásticos, y la Inquisición no fue el brazo ejecutor de la caza, sino la principal opositora a la misma. El texto se ocupa además de herejías, bulas papales, grimorios, exorcismos y hechizos, y rememora los juicios de las brujas de Salem y Zugarramurdi, así como la historia de sus perseguidores y de sus defensores.

Aunque no hubo aquelarres ni vuelos de brujas, sí hubo dolor y muerte en las hogueras prendidas a lo largo y ancho de la Europa de la época. En nombre de las brujas cuyas voces no serán oídas jamás, hemos de ayudar a poner freno a la superstición y el odio que aún hoy siguen cobrándose decenas de miles de vidas.

Nota de prensa

¿Qué podemos aprender de la caza de las brujas en el Renacimiento, una guerra contra las mujeres que resuena aún hoy?

Origen de la estigmatización de la mujer: Todas las mitologías presentan a diosas de la noche asociadas a la maldad y poseen una abundante literatura al respecto. En nuestra misma cultura, algunos nombres están íntimamente ligados a la oscuridad: Medea, Circe, Pandora, Lilit, las strigas, las lamias… Posteriormente, los padres apostólicos relacionaron al diablo con la serpiente y dibujaron a Eva como su intermediaria. Fue así como sentaron las bases de la asociación entre lo femenino y el pecado.

Cristianismo: En realidad, las mujeres fueron las grandes defensoras del cristianismo, pero, en cierto momento, las autoridades eclesiástica decidieron excluirlas del relato y demonizarlas. Suprimieron toda la información que establecía su relación con Dios y las empezaron a culpar de todos los males que habían recaído tradicionalmente sobre la Humanidad. Posteriormente, los religiosos empezaron a señalarlas como fuente de tentación sexual.

Los libros misteriosos: Se creó el mito de la existencia de libros misteriosos (grimonios) que daban poder a quienes los poseían. Los más famosos fueron el Picatrix y la Clavícula de Salomón. Y, en España, El libro de san Cipriano y Santa Justina. De las metamorfosis de los grimonios nacieron los martillos de brujas, auténticos manuales oficiales de persecución de brujas. El más importante fue el Malleus Maleficarum. El martillo de las brujas, un código «‘consagrado específicamente a los delitos de brujería que se imprimió por primera vez en 1486» y que circuló por toda Europa.

La Inquisición española: Los Reyes Católicos consiguieron que se les permitiera crear una Inquisición para la corona de Castilla y pusieron a fray Tomás de Torquemada al frente de la misma. Algunos historiadores han dibujado a este hombre como alguien perverso y cruel, mientras que otros han asegurado que se trataba de una persona apacible y estudiosa. Con todo, hay que destacar que la Inquisición española fue de las más suaves en el terreno de las penas, torturas y ejecuciones. En realidad, su esfuerzo se centró en la censura y en el control de la libertad de pensamiento, y mantuvo siempre «una visión prudente y hasta cierto punto escéptica hacia el fenómeno de la brujería».
Sabbats y aquelarres: El Sabbat o aquelarre era un conventículo o reunión en la que se rendía culto al diablo y se realizaban ceremonias de iniciación. Políticamente fue visto como una conspiración contra el orden establecidos en la sociedad cristiana. Algunos historiadores creen que el concepto de aquelarre fue un invento de los inquisidores para condenar a herejes que simplemente se negaban a pagar impuestos o a obedecer a la jerarquía.
Conocimientos de las brujas: Las mujeres acusadas de brujería solían ser expertas en lo que hoy llamaríamos herboristería. Usaban plantas para todo: desde brebajes amorosos hasta ungüentos sanatorios. También las empleaban a modo de drogas que les permitía «viajar» por la noche. Era habitual que untaran el palo de una escoba con dichas pociones y que se lo frotaran entre las piernas a fin de que el alucinógeno llegara antes al torrente sanguíneo. La comunidad médica no tardó en sentirse amenazada por los conocimientos que esas curanderas tenían y las acusó de intrusismo, herejía y, en última instancia, brujería. Especialmente flagrante fue el caso de la esclava transexual Elena/o de Céspedes, que se hizo pasar por hombre para ejercer como cirujana y que acabó en manos de los inquisidores.
Geografía de la brujería: El mayor número de procesos por brujería se dio en Alemania. El Sacro Imperio Romano Germánico ejecutó a la mitad de las personas acusadas de brujería en toda Europa. La ‘caza’ también fue abundante en el resto de Centroeuropa. Finalmente, dio el salto a las comunidades puritanas de Estados Unidos.
Perfil humano: El perfil de la bruja siempre era similar: mujer, normalmente mayor de cincuenta años, que vivía sola y que no tenía ningún ingreso con el que mantenerse, lo que hacía que se ganara la vida con algún oficio poco prestigioso, como por ejemplo comadrona o curandera. Todo esto solía convertir a esas mujeres en blanco de las iras de los vecinos.
Algunos casos famosos: No cabe duda de que los casos más famosos de la historia de la brujería en la Edad Moderna son: el proceso de Zugarramurdi (pirineo navarro), los juicios por las posesiones diabólicas en el convento de Loudun, el encarcelamiento de la monja Bavent (Louviers, Normandía) y la persecución de las brujas de Salem (Nueva Inglaterra).

*Contenido original proporcionado por la editorial Debate

Críticas

«Es imprescindible conocer a las mujeres científicas que nos precedieron. Sus vidas suelen ser tan apasionantes y llenas de obstáculos como la mejor novela».
Ángeles González Sinde

«Su relato ayuda a saldar la deuda con las herederas de Enheduanna que se vieron obligadas pese a su talento a transitar por la cara oculta de la historia».
Carlos Prego, Investigación y ciencia

Sobre Marie Curie:
«Muñoz Páez narra con un estilo accesible la vida y descubrimientos de una de las grandes científicas de la historia».
ABC de Sevilla

«Añade una visión que excede el ámbito de lo científico, pero que completa y engrandece la estatura humana y científica de la biografiada».
Diario de Sevilla

«Una redacción comprensiva de la evolución del trabajo de Marie Curie, que propone desde su visión pedagógica de la ciencia, de la que se convierte en magnífica divulgadora».
El Imparcial

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