Timandra

Reseña del libro «Timandra» de Theodor Kallifatides, por Beatriz Alcaná

Nos han contado la Guerra del Peloponeso de muy variadas formas y desde muy distintos puntos de vista. El que nos propone Theodor Kallifatides con su última novela se desmarca un poco de lo más habitual. No es que no nos hable de uno de sus más renombrados y polémicos protagonistas ―en este caso decide centrarse en la figura del controvertido Alcibíades―, pero aquí es una mujer quien nos cuenta cómo vivió el enfrentamiento entre atenienses y espartanos: la hermosísima Timandra, cuyo nombre da título al libro que me dispongo a reseñar.

Timandra fue la hija de una hetera, Teodoti, que se dedicó, al igual que ella, a ejercer la prostitución. Y es que las heteras eran meretrices ―vendedoras de placer o mariposas de la noche, como la propia Timandra nos dice― que gozaban de una libertad con la que, en el siglo V a.C., el resto de mujeres atenienses no podían ni soñar. A diferencia de las pornoi, esclavas que eran explotadas en los puertos por sus dueños a cambio de una miseria, las heteras se codeaban con la flor y nata de la sociedad y con frecuencia podía permitirse los lujos más exóticos. Pensadores y estadistas visitaron con asiduidad primero a Teodoti y después a Timandra, que heredó la profesión de su madre y contó, en consecuencia, con una perspectiva privilegiada desde la que analizar todo cuando acontecía a su alrededor en una época tan convulsa. El filósofo Sócrates fue un gran amigo suyo y el pintor Aristofonte la retrató. Coincidió con Critias y trató a un joven y apocado Platón.

Aunque, si hubo un hombre que marcó el destino de esta mujer singular, ese fue el político y militar Alcibíades. No es que Timandra no pueda ser definida como una novela histórica que relate la segunda fase de la guerra del Peloponeso ―sobre todo la desastrosa expedición con la que el ejército ateniense intentó apoderarse de Sicilia―, sino que va mucho más allá para ofrecernos un retrato profundo y personal de su protagonista.

Timandra nos traslada a la Atenas de su época, a los gimnasios y al Ágora; también nos habla de las diferencias sociales y de lo constreñida que estaba la vida de las mujeres. Y sobre todo reflexiona acerca de la fugacidad de la vida, de la veleidad de las pasiones humanas, de la tragedia de la guerra y del amor. Sobre todo del amor, porque al final Timandra es una historia de amor. Puede que no una al uso, ni tampoco muy bonita; ni siquiera queda claro si correspondida. Sin embargo, el amor que su protagonista siente por Alcibíades es el leitmotiv que acompañará a los lectores a lo largo de toda su narración. Amor que tiene mucho de deseo y seguramente más aún de obsesión, pero amor a fin de cuentas.

Recomendar a estas alturas a un autor tan reputado como Theodor Kallifatides está de más. Quienes ya lo conocen saben qué esperar de este escritor de origen griego afincado desde hace décadas en Suecia. Y para los que todavía no hayan leído nada suyo, tengo que decir que Timandra es una novela tan sugerente como cualquier otra para iniciarse en la lectura de sus obras.

Por Beatriz Alcaná
@AlcanaBeatriz