El camino de las luciérnagas
de Mónica Rouanet

La nueva novela de Mónica Rouanet, la autora del best seller Despiértame cuando acabe septiembre.

Atanasio, un adolescente larguirucho, cree ser el centro de las burlas de sus compañeros en el colegio de curas al que asiste en el Madrid de los años 80. Un alumno muy carismático aparece en este nuevo curso y, sin motivo aparente, busca hacerse un hueco en la vida de Atanasio hasta lograr convertirse en su mejor amigo. Junto a él empieza a relacionarse con jóvenes de su edad, a vivir sus primeras juergas, a experimentar los efectos del alcohol y las drogas y a conocer chicas. Pero las cosas no son siempre lo que parecen y Atanasio acaba sumergido en los secretos que esconde su nuevo amigo.

Mónica Rouanet nació en Alicante y desde los siete años vive en Madrid, donde estudió Filosofía y Letras. Especializada en Pedagogía por la Universidad Pontificia de Comillas, posteriormente cursó estudios de Psicología en la UNED. Desde hace más de diez años atiende a personas en riesgo y dificultad social. Roca Editorial ha publicado Donde las calles no tienen nombre, Despiértame cuando acabe septiembre, No oigo a los niños jugar y Nada importante, novelas con las que se ha confirmado como una de las autoras más leídas en España durante los últimos años.

Sobre el libro

Novela escrita en dos planos temporales que nos muestra a los personajes en dos momentos diferentes de su vida: la adolescencia, en el Madrid de los años 80, y la edad adulta, año 2011. Las tramas de ambas épocas se van entrelazando hasta que, por fin, se unen para desentrañar un oscuro secreto que los protagonistas han ocultado durante más de veinticinco años.

El lector tiene en sus manos una de esas historias que, desde las primeras páginas y sin apenas percatarse de ello, lo agarran por la solapa y lo llevan en volandas hasta el final; una novela que logra el deseo irrefrenable de llegar a casa, tumbarse en el sofá y continuar leyendo por el párrafo donde quedó el marcapáginas.

El camino de las luciérnagas es una novela colmada de crímenes, sospechas, confusiones…, escrita magistralmente en dos planos temporales. Mónica Rouanet nos narra la historia de Tano alternando su adolescencia en los 80 —el bachillerato en un colegio de curas, los primeros escarceos con el alcohol y las chicas— con su vida actual, 30 años después.

Temas como el amor, la entrega, la mentira, la amistad, la lealtad o el miedo se dan cita en esta intrigante novela llena de suspense, que mantiene en vilo al lector desde el primer hasta el último momento, desmigajando poco a poco las dos historias, que se van entrelazando, siendo una el pilar de la otra. El estilo es sencillo y directo, facilitando una cómoda lectura a un público de cualquier edad, desde juveniles avezados hasta adultos en general. La narración es intemporal, saltando de una época a otra indistintamente si bien debidamente señalado, lo que resulta de agradecer. En conjunto se perfila como una obra de gran espectro que con sus intrigas conjurará al lector a seguir leyendo.

«La duda, el miedo, el despertar a la vida adulta y la inseguridad acompañan al lector a través de un relato realista en el que unos personajes cercanos, con los que es fácil identificarse, le conducirán hasta un final inesperado.» —Escritores.org

 

SINOPSIS

 

Tres miembros de la misma familia mueren en un extraño accidente de tráfico mientras disfrutan de unos días de descanso en la costa levantina. El expediente del siniestro llega al juzgado en el que Atanasio Cuervo ejerce como letrado de la administración de justicia. Enseguida reconoce los nombres de los fallecidos y los relaciona con un antiguo compañero de colegio.

A través de flahbacks, Atanasio nos lleva a su adolescencia, en la que se nos presenta como un chico demasiado alto y llenos de complejos, lo que, entre otras cosas, le dificulta el desarrollo de sus habilidades sociales. Un nuevo alumno llega al colegio de curas en el que estudia Atanasio y, a pesar de ser totalmente distintos, se hacen amigos. Gracias a este nuevo compañero, lleno de carisma, Atanasio comienza a relacionarse con el resto de chicos de su clase. Sale con ellos los fines de semana, se coge su primera borrachera y conoce a su primer amor, aunque no es a este a quien besa por primera vez. Pero enseguida comienza a ver aspectos oscuros en Hans, su nuevo amigo, y se ve obligado a ocultar un terrible secreto durante años.

En la época actual (2022) los dos personajes principales de El camino de las luciérnagas, Atanasio y Hans, se reencuentran a causa de un extraño accidente. Atanasio no tiene dudad de que Hans tiene algo que ver en la muerte de sus familiares. Quizás, ahora, pueda descubrir si también es culpable de aquello que ocurrió treinta y cinco años atrás.

LOS NOMBRES.

 

Los personajes principales de El camino de las luciérnagas tienen nombres pintorescos. Son nombres sonoros que, en determinados casos, acomplejan a quien lo lleva. En un principio puede parecer una menudencia que da un toque de humos a la historia, pero, en realidad, este detalle va mucho más allá. En cuanto conocemos al protagonista, Atanasio Cuervo Feliz, sabemos lo que para él significa cargar con el estigma de uno de estos nombres.

«Durante mi adolescencia estaba convencido de un aspecto de vital importancia que el resto de los mortales parecía ignorar: el físico y el nombre de pila determinan la felicidad de una persona. Y además van unidos.

Nunca había conocido a ningún Gonzalo feo, ni a ningún Javier gordo, con granos o halitosis. Para los nacidos en los setenta estaba claro: el nombre marcaba el destino.

Mi familia hacía oídos sordos a esta obviedad y, generación tras generación, el hijo mayor heredaba, sin contemplaciones y con crudeza, la onomástica que la casualidad hacía coincidir en el santoral con el nacimiento del antepasado ejemplar e inolvidable. De esta manera tan ruin lo han ido rencarnando, una y otra vez, en el hijo primogénito. Supongo que para ver si lo revivían y acababa así de jodernos a todos, ya que al parecer no lo había conseguido al dejarnos su legado, ese legado que nos obliga a ser demasiado altos y demasiado flacos, tener las cejas espesas y una nariz con tanta personalidad que, unida a esos otros percances, compone un semblante difícil.»

 

DOS ÉPOCAS

 

Mónica Rouanet nos muestra la España, en concreto el Madrid, que vivieron los adolescentes de los años 80. A mediados de esa época, tiene lugar el final de la llamada movida madrileña, en la que los protagonistas de El camino de las luciérnagas no participaron por ser demasiado jóvenes pero que les situó el listón de la libertad demasiado alto, una libertad todavía en contraposición a los valores impuestos por la represión franquista.

La educación empieza a sufrir cambios, pero a nivel social continúa presente la idea de que la buena educación está en manos de la iglesia, acostumbrada a una enseñanza minoritaria pero privilegiada. Son los curas y las monjas los que se encargan de la educación de los niños y adolescentes españoles en todos los ámbitos, no solo en el académico. Asi, son ellos quienes les imparten una moral puritana que choca con la realidad social y, en algunos casos, con la relación que estos mismos religiosos establecen con los menores.

Los lectores y lectoras se verán transportados a esta época, pasearán por las calles del momento, visitarán sus bares, sus tiendas, se vestirán con la moda ochentera y escucharán la música que sonaba en todas las radios.

Pero El camino de las luciérnagas también nos lleva a la época actual (2022), la época pospandémica, y, en contraposición, nos permite descubrir los cambios sociales producidos a lo largo de estos treinta y cinco años. ¿Todavía permanecen determinados valores conservadores en el espíritu de la sociedad española?

LOS PERSONAJES.

Atanasio Cuervo Feliz: Es el protagonista y narrador de esta historia. Todo lo vemos a través de sus ojos. Comenzamos con un Atanasio adolescente y lleno de complejos, desde su propio nombre hasta su estatura desmesurada. Todas esas dudas y temores que siente lo han convertido en un chico solitario que se ha refugiado en los estudios y no se relaciona con sus compañeros.

«Después de diez años de compartir aula, patio y penurias, mis compañeros habían dejado de meterse conmigo y con mi nombre y me habían vuelto invisible.

Y yo había llegado a creer que lo era.

Aquella mañana de mediados de septiembre coloqué mis cosas en uno de los pupitres vacíos y me senté a esperar que entrara el profesor y diera comienzo el suplicio social de un nuevo curso.»

Pero Atanasio cambia a lo largo de la novela. Continúa manteniendo los mismos valores sobre diferentes aspectos, pero ha aprendido a tener más confianza en sí mismo y, poco a poco, comienza a ser apreciado por sus compañeros.

«Al volver al colegio tras las vacaciones, todo había cambiado tanto que ya nadie se sonreía cuando el padre Donato pasaba lista y llegaba al número cinco. Ni siquiera yo sentía nada especial, y tampoco él decía mi nombre de la manera siniestra en que lo hacía antes.»

 

En la época actual, ya en la edad adulta, Atanasio es letrado del tribunal de justicia del juzgado de Costadierzo, está casado con Paula y tiene dos hijas. Es un hombre sereno que todavía alberga, aunque en menor medidas, miedos y dudas en su interior. Esto lo convierte en un ser real con el que los lectores y lectoras conectan facilmente.

«Me abracé al pecho de mi mujer y comencé a llorar como un niño, un niño que llevaba más de treinta y cinco años escondiendo un horrible secreto y que, después de enterrarlo bajo tierra, lo descubre aguardando sobre su propio tejado.»

 

Anselmo Pandero Toledano (Hans): Es el nuevo alumno que irrumpe en la vida de Atanasio durante su etapa escolar. Hans, como lo llaman todos, es un joven atractivo y lleno de carisma que no tarda en convertirse en el lider del grupo.

«Ya en el aula descubrí a todos mis compañeros rodeando a un chico alto y atractivo, con los ojos del azul del mar y un aspecto entre canalla y desamparado. Llevaba el nudo de la corbata flojo para poder desabrocharse el primer botón de la camisa. El odiado botón. El botón que me obligaba a hablar con el timbre de voz de un eunuco. La chaqueta abierta y su forma de meterse las manos en los bolsillos del pantalón daban a su uniforme el aspecto del atuendo con el que imaginaba a los socios del Club de Campo. Su sonrisa y su peinado te hacían desear ser su mejor amigo.»

 

Pero enseguida descubrimos que es un maestro en manipulación y no tiene reparos en mentir para conseguir todo aquello que se propone sin importarle quién pueda salir herido de sus acciones. Es él quien descubre a los otros jóvenes el alcohol y las drogas y es capaz de burlarse de quien no le sigue el juego.

«Yo me quedé el último con mi anfetamina en la mano.

—¿No te la vas a tomar? —preguntó Hans con desprecio.

—No —contesté extendiendo el brazo para devolvérsela.

—Lo imaginaba. Sabía que un amargado como tú no accedería a formar parte de una auténtica juerga. ¡Haz lo que quieras, pero no nos jodas la noche!»

 Cuando llegamos a la época actual, comprobamos que continúa coaccionando a los demás en beneficio propio.

«—Dime la verdad —continuó—. ¿Durante estos años nunca te has sentido culpable?

Bebí un trago de agua para deshacer el nudo que tenía en la garganta desde hacía treinta y cinco años.

—Porque yo sí te he echado la culpa un millón de veces. Y supongo que a cualquiera a quien le cuente esta historia también lo hará. En tus manos está que lo sepan o no.»

La relación entre ambos personajes es el motor de la novela. Desde el principio, Atanasio desconfía de la personalidad arrolladora de Hans, pero no puede evitar sentirse atraído por él.

«Pero, aunque me caía bastante bien, no estaba acostumbrado a ese tipo de persecución y comenzaba a parecerme fastidioso. Me repetía a mí mismo que no debía confiar en él, que solo buscaba en mí beneficios académicos. Nada más.»

Atanasio es el único que conoce el secreto de Hans: debe vivir en el colegio con los curas hasta que cumpla la mayoría de edad.

«—No me gusta vivir aquí —añadió señalando el colegio con la cabeza—, pero es lo que hay. Mis padres tenían bastante dinero, que ahora es todo mío, pero no puedo tocarlo hasta cumplir los dieciocho. En cuanto pueda manejar la pasta, me largaré.»

Padre Donato: es uno de los sacerdotes del colegio, profesor de latín y tutor de los jóvenes. Mantiene un contacto demasiado cercano con sus alumnos, en especial con Hans, aunque anteriormente ya lo había hecho con otros chicos del colegio.

»Era un hombre muy pomposo y un poquito amanerado. El curso anterior había sido nuestro profesor de Lengua y Literatura, y había tenido una clara predilección por la cabellera rubia de Arturo, su número uno. Este año, como tutor del grupo, seguía encantado con él, pero no podía evitar quedarse embobado mirando a Hans, ni ponerse nervioso cuando este se acercaba a su mesa en los momentos de trabajo individual a consultar una duda.»

Esta atracción por el personaje de Hans condiciona buena parte de la historia. Intercambia con él extraños favores, como respuestas de exámenes o pases nocturnos de salida de la residencia, sin que sepamos qué obtiene (si es que lo obtiene) a cambio por parte del chico.

«Entonces Hans se levantó, cogió su examen y se acercó a la mesa del profesor. Creí que iba a entregarlo, pero se inclinó hacia el cura y, con la cara muy cerca de la suya, demasiado cerca, le susurró algo señalando su hoja. El padre Donato se ruborizó, pero pareció encantado con la cercanía de su alumno. Esbozó una pequeña mueca y, con la respiración un poco agitada, empezó a contestar las preguntas del chico, quien iba escribiendo las respuestas a medida que se las daba.»

Pero todo parece hacerse más explícito cuando Atanasio, en una de las ocasiones en las que ayuda a escapar a su amigo de la residencia por la ventana de su habitación, descubre al cura dentro esperando a Hans.

«—Hans, ¿dónde estabas? —El padre Donato había entrado en la habitación. Desde fuera oí que cerraba la puerta. La voz del profesor sonó de nuevo, mucho más cerca. Parecía estar hablando justo encima de mi cabeza—: Te he estado esperando toda la tarde para tener una de nuestras conversaciones…

—Hoy no he podido, padre. He salido con mis compañeros.

—Ya…, con tus compañeros. Pero, como bien sabes, yo te comprendo mucho mejor que ellos, ¿verdad?

—Sí, pero hoy no me apetece. Estoy muy cansado. Mañana hablamos, lo prometo.

—Eso espero. Recuerda que yo hago muchas cosas por ti… —La voz del cura se iba alejando, pero aún alcancé a escuchar su siguiente frase en un leve susurro—: ¡Me estás volviendo loco!»

Padre Rogelio: es otro de los sacerdotes. director del colegio y tutor legal de Hans. Es un hombre estricto que no sabe cómo controlar al chico. No tolera su comportamiento disruptivo y solo sabe arreglar las cosas con castigos.

«—¿Me estás retando? —preguntó el cura colérico.

—No, ya sé cómo se las gasta usted. Sé lo que me espera.»

Paula: Es la chica de moda, por la que todos los adolescentes del colegio de curas suspiran. Es prima de Arturo y asiste al colegio de monjas cercano al de los chicos. Jamás ha salido con ninguno de ellos, hasta que conoce a Hans.

«Desde octavo curso y para no romper con los cánones, cada día, a la salida del colegio, muchos chicos de mi clase y de cursos superiores, recorrían dos manzanas a toda velocidad para apostarse en la puerta del colegio de monjas cercano y ver a las chicas, con sus carpetas en el pecho para protegerse con decoro de miradas indiscretas, salir despacito y esperar a que ellos llegaran.

La más perseguida era Paula Sastrón de Prada, la niña pija más guapa que había visto en mi vida, y la prima de mi odiado Arturo.»

Mantiene una buena relación de amistad con Atanasio, a quien no duda en pedir ayuda en más de una ocasión.

 

«Hans quiere salir conmigo, pero yo no confío en él. Lo reconozco, me gusta mucho, pero me da miedo. —Se abrazaba al libro—. No quiero estar a solas con él, y lo sabe.»

 

En la época actual, Paula está casada con Atanasio.

Otros personajes importantes de la novela son Encarnita, amiga de Paula y pareja durante la adolescencia (casi por imposición de Hans) de Atanasio; los padres de Atanasio y los compañeros de clase de los chicos, en especial Rodrigo, Jorge Martín, el juez del juzgado donde trabaja Atanasio y José Luis Domínguez, teniente de la Guardia Civil. Junto a estos últimos vamos dando los pasos oportunos para desentrañar el misterio que envuelve la muerte por accidente de tráfico de los familiares de Hans en la época actual.

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