El oro del depredador de Philip Reeve es la segunda parte de la tetralogía Maquinas Mortales en la que se basa la próxima producción cinematográfica de Peter Jackson, y me he propuesto leerme los cuatro libros antes de que se estrene en cines la película. Estas para mí son lecturas de descubrimiento y gozo, ya que siempre me he alejado de la literatura de ciencia ficción y fantasía. Y tengo que confesar que es un género que gracias a esta serie me estoy aficionando cada vez más.
En esta nueva entrega nos posiciona dos años después de la primera parte Maquinas Mortales donde los protagonistas Tom y Hester a bordo de la nave Jenny Haniver, de la desaparecida Anna Fang, llegan junto al profesor Pennyroyal a una ciudad que transita por tierras heladas, cerca del polo.
En esta nueva entrega de la serie a mi modo de ver cuenta con más acción, pues el nuevo terreno y la ciudad donde se instalan Tom y Hester, llamada Anchorage, se encuentra rodeada de ladrones, mercenarios, terribles piratas y un grupo radical antitracción. Y continúa teniendo la esencia de la primera parte donde descubrimos las ciudades rodantes y unos personajes principales que van evolucionando pero de manera muy diferente. Ya que en el caso de Hester que ya era un poco antipática y huraña ahora se convierte en un personaje peligroso por los celos. Estos celos vienen dados por su inseguridad tras la aparición de un nuevo personaje en la historia, ella es Freya, la última Margravina que queda con vida y “gobierna” la ciudad de hielo de Anchorage.
Tom junto al personaje de Caul, del que no puedo desvelar nada para no estropearte la lectura, es uno de los personajes que más me han gustado, por su evolución, ha dejado a un lado su falta de arrojo para luchar por lo que cree que es lo correcto. Si hay un personaje que he odiado es Pennyroyal… pero esto también tendrás que descubrirlo pues no actúa como se espera en ningún momento.
En El oro del depredador tienen también mucha relevancia las historias paralelas a los dos personajes principales y dan continuidad, ritmo y fluidez a la historia. Una aventura juvenil llena de momentos épicos, persecuciones, acción que es capaz de mantener enganchado al lector. Sus puntos fuertes como decía son las subtramas y las descripciones de la ciudad de Anchorage, una ciudad que vivió momento opulentos y ahora se encuentra prácticamente abandonada donde sus calles está cubiertas por el hielo y la nieve.
Si bien es cierto que me costaron las primeras 10 páginas del libro, ya que la manera de escribir de Philip Reeve hace difícil el volver a retomar la historia, pero una vez metido en situación la lectura fue ágil para seguir conociendo el mundo distópico que se nos describe. Un libro original en su escenografía con momentos que disparan la adrenalina del lector y con algún giro inesperado que te hace querer saber que es lo siguiente que ocurrirá. Por eso ya he empezado la tercera parte, Inventos infernales, y en cuanto lo termine os contaré mis impresiones.
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