Premio Nadal 2011 | Donde nadie te encuentre de Alicia Giménez Bartlett.
Alicia Giménez Bartlett gana el Premio Nadal 2011 con ‘Donde nadie te encuentre’ que se ha otorgado este jueves en el curso de la tradicional velada literaria que ha tenido lugar en el Hotel Palace de Barcelona.
La novela narra la historia de un psiquiatra y un periodista que buscan a una bandolera que se esconde en las montañas. Está basada en el personaje real de Teresa Plà Meseguer, una maquis conocida como «La Pastora» o «Fulgencio». Giménez ha querido dedicar el premio a Ana María Matute, la última ganadora del premio Cervantes. Leer noticia completa…
Donde nadie te encuentre
Alicia Giménez Bartlett
1956 es un año clave en la historia del franquismo. Es el año de las primeras protestas universitarias, protagonizadas en buena parte por hijos de los vencedores en la guerra civil. Franco está ya firmemente asentado en el poder con el apoyo de Estados Unidos y a nadie se le oculta que el régimen va para largo. El partido comunista renuncia definitivamente a la lucha armada y proclama una nueva política de reconciliación nacional. Los maquis que quedan en España han iniciado ya, dos años antes, su desmovilización y retirada a Francia.
Para un extranjero, los maquis son la nueva versión de esas figuras tan españolas del guerrillero y el bandolero. Si además se sabe que, entre ellos, hay uno del que se sospecha que es una mujer disfrazada de hombre, el atractivo para un estudioso francés es irresistible. Y así arranca la novela: en 1956, un psiquiatra francés quiere ponerse en contacto, para estudiarlo, con ese miembro del maquis conocido como la Pastora, envuelto en el misterio por su extraña sexualidad (¿es hombre? ¿es mujer?) y en la leyenda por parecer una especie de monstruo sanguinario dotado de una facilidad pasmosa para eludir a la guardia civil. La Pastora existió realmente y lo que se cuenta de ella (de él) responde a datos verídicos. Pasó diecisiete años en la cárcel y salió en 1977. Murió en 2004.
El médico francés, Lucien Nourissier, se pone en contacto con un periodista barcelonés, Carlos Infante, a través del cual espera llegar a la Pastora. Y empieza un sorprendente viaje por una España violenta y profunda, entre el sur de Cataluña y el norte de Castellón, las sierras por las que se sabe que actúa y se esconde la Pastora con sus últimos compañeros.
El viaje tiene bastante de cervantino y la autora de la serie de Petra Delicado se ha sentido plenamente a gusto y en su salsa con esta nueva pareja de personajes, tan opuestos entre sí como Petra y el subinspector Garzón. Además, a fin de cuentas, lo que emprenden Nourissier e Infante no deja de ser una investigación. Los eternos arquetipos del idealista quijotesco y el tipo realista se reproducen fielmente. No hace falta decir quién es quién. El francés viene de un país moderno y democrático, y actúa como un ingenuo legalista que no entiende la violencia de los comportamientos, la arbitrariedad policial o la falta de libertades. El español puede recordar en algún momento al inolvidable Rick de Casablanca, en su empeño de no complicarse la vida ni intervenir en política. “Ni siquiera soy de mi propio bando”, dice en una ocasión. Y cada uno desconfía de los motivos –idealistas o materialistas- del otro.
A partir de cierto momento, el lector conocerá la historia de la Pastora a través de su propia voz, ya que los capítulos se alternan, intercalándose una fascinante confesión.
Nourissier e Infante se mueven por “una tierra extraña, salvaje, despoblada y bella”, por pueblos que “aún huelen a sangre y están llenos de mala baba”, en los que prima un ambiente de inquietud, odio y suspicacias y en los que abundan los tipos esquinados o pintorescos, personajes que son como los restos del naufragio de la República, pero, sobre todo, gente endurecida y embrutecida por el trauma de la guerra.
Por su parte, los monólogos de la Pastora nos narran su historia, la de un ser solitario, sin identidad, que vivió una infancia marcada por la pobreza y la incultura, y que encontró su hábitat natural en el monte y entre los animales. Una experiencia que le será muy útil cuando se una al maquis, donde se encontrará finalmente a sí mismo y encontrará al primer grupo humano que le acoge. Sus andanzas en la guerrilla muestran la etapa final del maquis, dominada por el mero afán de supervivencia y por un terrible proceso que les va convirtiendo casi en bandoleros sin ideología que actúan como animales acorralados.
Los descubrimientos de los primeros y las confesiones de la Pastora van añadiendo piezas, como en un puzzle, que permiten reconstruir paso a paso una historia fascinante, una historia más compleja y humana que la que presenta la versión oficial de la sanguinaria asesina del maquis.
Nourissier se irá, inevitablemente, transformando al contacto de una realidad desconocida para él; entenderá, por ejemplo, que “ser español proporciona mucha resistencia frente a las tragedias”. No saldrá indemne de la aventura, como tampoco lo saldrá Infante, cuyo cinismo y tendencia, casi autodestructiva, a la bebida, se entenderán en un final sorprendente para el lector.
Alicia Giménez Bartlett ha escrito una novela magnífica, tensa y absorbente, que rescata un episodio extraordinario de la reciente historia de España, y lo hace con sus probadas dotes de narradora capaz de llegar a todo tipo de lectores.
Alicia Giménez Bartlett (Almansa, 1951) vive desde 1975 en Barcelona. Ha publicado, entre otras, las novelas Una habitación ajena (Premio Femenino Singular 1997) y Días de amor y engaños. Con la serie protagonizada por la inspectora Petra Delicado se ha convertido en la autora española policíaca más leída en el mundo. Los títulos de este ciclo son: Ritos de muerte (1996), Día de perros (1997), Mensajeros en la oscuridad (1999), Muertos de papel (2000), Serpientes en el paraíso (2002), Un barco cargado de arroz (2004), Nido vacío (2007) y El silencio de los claustros (2009). Ha recibido lo prestigiosos premios Grinzane Cavour en Italia y Raymond Chandler en Suiza.