¿Cómo ser Harper Lee?

Pienso. Siento. Sufro. Y lo único que pido
es la oportunidad de hacer mi trabajo.
(De la película Cómo ser John Malkovich)

¿Cómo ser Harper Lee?Deberíamos comenzar este artículo diciendo que hay varios tipos de autores (voy a usar el masculino genérico hasta que explique por qué dejaré de usar a partir de un determinado momento).

La mayoría se pasan la vida buscando la forma de que, después de muerto, la gente se acuerde de ellos al menos cinco años más. Hay que reconocer que es un trabajo arduo porque, como mucho, en la memoria del ser humano quedará un 0,5% de los autores y autoras que estamos publicando ahora. No es pesimismo, es realidad. Yo tengo claro que no quedaré para la posteridad y lo llevo, cuanto menos, con elegancia.

Después está Stephen King que escribe 1554,56 libros y el 80% son buenísimos.

Y por último Harper Lee que con solo dos novelas ya se ha hecho un hueco único en la historia de la literatura. Dos novelas que, para colmo, es una sola historia.

Leí antes a Harper Lee que a Truman Capote. Sí, es raro, pero es lo que tenemos las lectoras caóticas que nunca vamos en orden ni de tiempo, ni de espacio, ni de cantidad. Era mucho más fácil llegar a Capote, aunque solo fuera por el número de obras publicadas y la cantidad de ediciones que se podían encontrar en el mercado cuando yo estaba en la universidad. Por eso y porque siendo gay, Capote era casi obligatorio siendo de provincias: “¡Un marica famoso que no oculta que es marica. Oh, Dios, a dónde vamos a llegar!”. En fin, llegué antes a Harper Lee…

Cuando leí Matar a un ruiseñor me quedé completamente congelada. ¿En serio aquella era la primera y única novela que había escrito aquella señora, amiga íntima de Capote, y tan diferente a él?

Matar a un ruiseñor es una obra maestra de la literatura de todos los tiempos, pero, además, es una obra sociológica como hay pocas de aquel sur de los EEUU que pretendía hacerse a la idea de que los negros ya no les pertenecían a los blancos como si fueran caballos o perros. Eran personas libres. Se les consideraba, al fin, PERSONAS. No fue un camino fácil, como relata Harper Lee en su maravillosa novela, pero fue.

En aquella, Aticus Finch, se erige como héroe por defender a un chico negro ante la acusación de una blanca de su edad de violación. Todo es maravilloso: la JUSTICIA vence a la terrible injusticia y a los prejuicios. Sí, había gente en el sur que sabían que los negros eran iguales que los blancos y no estaban dispuestos a soportar ni una muestra más de discriminación.

Matar a un ruiseñor, fue publicada en 1960 y la sinopsis es la siguiente:

«Disparad a todos los arrendajos azules que queráis, si podéis acertarles, pero recordad que es un pecado matar a un ruiseñor». Este es el consejo que da a sus hijos un abogado que está defendiendo al verdadero ruiseñor del clásico de Harper Lee: un hombre de color acusado de violar a una joven blanca. Desde la mirada de Jem y Scout Finch, Harper Lee explora con humor y una honestidad insobornable la actitud irracional que en cuestiones de raza y clase social tenían los adultos del Sur profundo en los años treinta. La conciencia de una ciudad impregnada de prejuicios, violencia e hipocresía se enfrenta con la fortaleza y el heroísmo silencioso de un hombre que lucha por la justicia.

Después de leer esta novela comencé a buscar desesperadamente más cosas de Harper Lee, pero fue en vano. Tuve que esperar 55 años para ver algo más suyo publicado. Y debo reconocer que me dio miedo leerlo porque, ¿y si no era tan bueno como lo anterior? Sí, yo soy ese tipo de lectoras… Pero, al final, una tiene una librería (La ratonera, en Cádiz) y lo veía allí en los anaqueles que tanto cuida mi hermano y no hacía más que tomarlo entre mis manos y dejarlo. Creo que mi hermano no lo devolvió al distribuidor porque estaba convencido de que un día me lo llevaría y así fue.

Lo compré (sí, yo compro en mi librería porque hay que arrimar el hombro entre todos) justo antes del confinamiento y comencé a leerlo con cierto temor. Pero ahí estaba ella, en todo su esplendor. Harper Lee lo había vuelto a hacer, había escrito una obra maestra.

En esta ocasión, se atreve a dar un paso más y a narrar, desde una Scout (la hija de Aticus Finch) ya adulta que vive en Nueva York, la otra cara de la moneda: la hipocresía que hay, incluso, en los que abogaban por la igualdad racial.

Scout se enfrenta de nuevo a una sociedad que no acepta la integración plena de los negros a la vida de los blancos, perdiendo así la referencia de su infancia, de sus raíces. ¿Qué es verdad y qué mentira en todo lo que le enseñaron?

La pérdida de la inocencia es siempre un paso amargo que se da para llegar a ser un adulto pleno. ¿Cómo ha cambiado el sur en 20 años? ¿Era verdad que matar a un ruiseñor es pecado?

Todo se tambalea en la existencia de Scout que descubre que su posible prometido y su padre, ese al que ella veneraba, el que la había educado en valores, el héroe que salvó a aquel chico de la horca, no es lo que ella siempre pensó que era.

La historia del libro:

Estamos ante uno de los grandes acontecimientos literarios de los últimos tiempos: la publicación de la primera novela de Harper Lee, la admirada autora del bestseller ganador del Premio Pulitzer Matar a un ruiseñor.

El libro fue escrito a mediados de los años 50, y fue el primer manuscrito que Harper Lee presentó a sus editores antes de Matar a un ruiseñor. Este manuscrito se dio por perdido hasta que fue descubierto a finales de 2014.

Ve y pon un centinela nos presenta a muchos de los personajes de Matar a un ruiseñor, aunque unos veinte años más tarde. Jean Louise Finch —Scout— regresa a su hogar en Maycomb para visitar a su padre, pero tendrá que enfrentarse con problemas personales y políticos que involucran a Atticus, la sociedad y al pequeño pueblo de Alabama que la vio nacer.

El libro proyecta una nueva y fascinante luz sobre el clásico de Harper Lee al explorar cómo los personajes de Matar a un ruiseñor se adaptan a los turbulentos acontecimientos que transforman a Estados Unidos a mediados de los años 50.

Esta gran autora nos deleita con una historia conmovedora, divertida y convincente. En definitiva, una magnífica novela.

(https://www.harpercollinsiberica.com/harpercollins/narrativa/ve-y-pon-un-centinela-detail)

Harper Lee nació en 1926 en Monroeville, Alabama, al sur de los EEUU. Fue empleada del departamento de reservas de una aerolínea hasta que publicó Matar a un ruiseñor.

No concedía entrevistas y vivió en su natalidad natal como si no se le hubiera otorgado el Pulitzer. Co-propietaria de la editorial Harper Collins, Lee decidió mantenerse en las sombras de la literatura y salirse de los focos que tanto gustan a los de la primera especie de autores.

Por Carmen Moreno
Escritora y directora de Cazador de Ratas
carmenmorenoescritora.es
@cazadorderata

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Carmen Moreno
Directora de la Editorial Cazador de Ratas Escribo novela negra y, a veces, creo híbridos. Veo sospechosos donde no los ves. Me gustan el perro de los Baskerville, pero los míos, más.