El dolor que creías que nunca cesaría
de Lucía Hinrichs

Escribo para entender mis heridas y aceptar los cambios. Porque las palabras forman puentes y desde ellos me ofrecen otras perspectivas. Porque el vértigo que siento en el estómago es en el que se acomoda la inspiración, como un gato silencioso y desnutrido que se alimenta de la poesía, que se alimenta del miedo, que se aprovecha de la melancolía y la nostalgia que el cuerpo siente al no tocar la tierra con los dedos. Porque cuando me siento a observar la vida desde la quietud, me doy cuenta de que si no lo explico, si no lo escribo, no entiendo nada.

Lucía Hinrichs (Vigo, Pontevedra, 2003) estudió bachillerato de artes y actualmente cursa el segundo año de Bellas Artes en la Universidad de Salamanca. Aficionada a la lectura, escribe desde que tiene memoria. Empezó con la poesía por un concurso en su instituto y, a pesar de que siempre ha escrito para sí misma, con la intención de sacar y entender lo que lleva dentro, le encantaría poder dedicarse algún día a ello profesionalmente.

Sobre el libro

Poesía con esperanza ante el sabor amargo te espera en
El dolor que creías que nunca cesaría
Lucía Hinrichs nos presenta este libro en el que, a través del verso, nos habla de esos sentimientos que se apoderan de nosotros cuando se avecina un gran cambio inesperado y que nos hacen pensar que no seremos capaces de superar.

Más tarde, o más temprano, todos terminamos sufriendo el mal de amores. Cuando una persona decide marcharse de nuestras vidas, nuestro corazón se sume en un mar de sensaciones negativas y pareciera que todo pierde el sentido. Pero, a medida que pasa el tiempo, todo sana y nos convertimos de nuevo en la persona que éramos. Ahora, todo este proceso, queda recogido por Lucía Hinrichs en su primer poemario publicado con ExLibric, El dolor que creías que nunca cesaría.

A lo largo de las páginas de este poemario la autora nos hablará, a través de la experiencia propia, sobre el proceso para entender las heridas y aceptar estos cambios inesperados. La misma Lucía explica que las palabras forman puentes para ofrecer otras perspectivas y el vértigo que se puede sentir en un principio, termina convirtiéndose en inspiración para hablar a otras personas.

Melancolía, nostalgia, pareciera que el alma queda desnutrida y solo queda una sensación de desolación. Pero, al final, todo pasa. Y, fruto de esta experiencia, nace este libro, una oportunidad que también ha servido para que la misma autora crezca como persona. Y es que, tal y como ella indica, “si no lo explico, si no lo escribo, no entiendo nada”.

*Contenido original proporcionado por la editorial 

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