Todos mienten a la noche
de Ángela Cremonte
Publicación: 24 febrero 2021
Editorial: Planeta
Páginas: 320
ISBN: 978-8408237808
Biografía del autor
Ángela Cremonte (Madrid, España, 3 de abril, mediados de los ochenta, de ascendencia argentina) es una actriz conocida por sus papeles en series españolas de gran éxito como Las chicas del cable, Los hombres de Paco, Hispania, o Amar es para siempre, entre otras. Estudió arte dramático en el centro Réplika Teatro de Madrid, con Fernando Piernas. Practicó, durante siete años, gimnasia rítmica y ballet. Además, es licenciada en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid. En Mentiras (Atresmedia), estrenada en 2020, comparte papel protagonista con Javier Rey. Ha desarrollado una parte importante de su carrera en el teatro; ha sido Ismene en Antígona, Ofelia en Hamlet o Celimena en El misántropo, y ha actuado en los mejores escenarios de este país. Estando tan llena de personajes, era difícil que no se pusiera a escribir. Todos mienten a la noche es su primera novela. Colabora con la revista In Style
Sinopsis
Piamonte, 1869. Después de una muerte inesperada, la joven Eufrosine toma la determinación de dejar la miseria de la Italia rural y embarcar, junto con su novio Vincenzo, hacia América, una tierra llena de esperanza. Pero no será fácil. Un padre dominador que ha rebasado todos los límites con respecto a su hija desatará toda su violencia al enterarse de los planes de los amantes. Dará a Eufrosine donde más le duele: en el corazón. Con todo el dolor del mundo, Eufrosine se vengará y huirá rumbo a Argentina. En Italia quedará una vida de abusos, muertes y desesperanza. Y en Argentina se forjará, desde el dolor y la resistencia, una saga de mujeres fuertes. Es decir, de mujeres, simplemente.
Con Eufrosine, trastatarabuela real de Ángela Cremonte, la autora tiende un puente que traspasa geografías y épocas para hablar de lo esencial de la vida: el amor, la solidaridad, la sororidad, el feminismo, la voluntad, la pérdida, la emigración, la libertad, el miedo, la familia, la violencia, la infancia, el machismo o la idea esquiva de la patria.
Todos mienten a la noche es una autoficción familiar que transcurre en tres épocas distintas (siglo XIX, finales de siglo XX y la actualidad) y en dos continentes: América (Argentina) y Europa (Italia y, sobre todo, España).
Una maravillosa y delicada novela intimista, profunda y descarnada, que reivindica el importantísimo papel de la mujer y su valor, así como el del hombre que esta quiere a su lado. Un relato familiar emocionante, a corazón abierto, lleno de secretos y sorpresas.
Ángela Cremonte posee una voz arrolladora y personalísima a la que es imposible resistirse.
Una autoficción conmovedora, repleta de secretos y amor, escrita a corazón abierto por una de las actrices más populares del momento
Nota de prensa
Una autoficción impactante, repleta de secretos familiares y amor, escrita a
corazón abierto por una de las actrices más populares del momento.
Ángela Cremonte nos regala una novela emocional y emocionante, íntima,
honesta y auténtica, con la que se empatiza nada más empezar a leer.
Una lectura que conmueve.
Pocas cosas remueven más el alma que la propia familia. Sobre todo si se revela lo más íntimo de esta y se pone voz al sufrimiento. A pesar de la factura emocional, el resultado puede ser extraordinario y descubrir una voz arrolladora y personalísima a la que es imposible resistirse. Algo que sucede con Todos mienten a la noche, el prometedor debut literario de la actriz Ángela Cremonte, conocida por su trabajo en el teatro y la televisión con series como Mentiras, Las chicas del cable o Amar es para siempre. La autora construye una autoficción valiente, un relato familiar emocionante, a corazón abierto, lleno de secretos y sorpresas. En Todos mienten a la noche, la autora comparte protagonismo con una mujer cuya fortaleza servirá de lección para las siguientes generaciones y que hace reflexionar sobre la necesidad de sobrevivir y de arriesgarse en la búsqueda de nuevas oportunidades. A través de la figura de Eufrosine, trastatarabuela real de Ángela Cremonte, la autora tiende un puente que traspasa geografías y épocas para hablar de lo esencial de la vida. El amor, la emigración, la pérdida, la violencia y el feminismo son abordados, sin miedo, mientras que el lector se sentirá atrapado por una narración tan expresiva como honesta.
Todos mienten a la noche transcurre en tres épocas distintas (siglo XIX, finales de siglo XX y la actualidad) y en dos continentes: América (Argentina) y Europa (Italia y, sobre todo, España). Distintos lugares en el espacio y el tiempo que los lectores sentirán cercanos gracias a un relato sincero y evocador. Con un extraordinario juego narrativo, la autora utiliza la primera persona, tan íntima, para referirse a ella misma o a su padre, pero también aprovecha las virtudes del narrador omnisciente para meterse en la mente de la indolente Eufrosine. No en vano, esta maravillosa novela intimista, profunda y descarnada, reivindica el importantísimo papel de la mujer y su valor, así como el del hombre que esta quiere a su lado. Con un estilo efectivo y rico en recursos, Ángela Cremonte buceará en su árbol genealógico, en sus misterios y sus pasiones, en sus miserias y sus triunfos, para llevar al lector hacia escenas de su infancia y su adolescencia, y hasta recrear, también, su pasado más cercano y su presente.
La autoficción le permitirá abordarse a sí misma y a los suyos, además de ofrecer una mirada sincera sobre el mundo que le rodea, marcado por unos sólidos vínculos con Argentina. En su primera novela, la autora da rienda suelta a una capacidad expresiva fuera de lo común sin renunciar a las ventajas de la ficción. «Las mentiras que cuento sobre mi familia las vivieron exactamente así otras personas, otros emigrantes, quizás, los vuestros. Y así se convierten en certezas. Está todo en la historia de la humanidad. En los libros, en las huellas, en Google, en las miradas que vuestros tatarabuelos sostienen en las fotos. En realidad, yo no invento cosa alguna», confiesa la autora en el libro. Y es que Ángela Cremonte consigue moverse entre la delgada línea que separa la verdad de la mentira sin que eso afecte a la autenticidad de un relato que asoma imponente desde la primera hasta la última página. Un relato cuya lectura remueve emociones y conciencias. Las de muchas familias, las de casi todas las que habitan el mundo, y la de muchas mujeres víctimas de maltrato. Porque, como dice su título, todos hemos mentido a la noche, al menos, alguna vez en la vida.
«La ficción, la verdad, la mentira, las cosas importantes que no valen la nada. Está todo en la historia de la nimiedad. La verdad se habita cuando la ficción se agita. Y no todo lo que cuento aquí sobre mi familia tiene casa. ¿O sí?».
La inmigración y la familia son los temas principales que aborda Ángela Cremonte en este sorprendente debut literario. Para desarrollar ambos temas, la autora reformula sus vivencias personales y recrea datos reales, ya sea con una impactante dureza o con destellos de un sentido del humor cercano al sarcasmo. Su visión del mundo –como niña y como adulta– y la recreación de la vida de Eufrosine es un tributo a todas aquellas personas que con valentía se alejan de sus países para comenzar una vida nueva o para huir de la que están viviendo.
Esa idea esquiva de la patria y esa idealización de una tierra próspera y desconocida conforman el universo en el que habitan casi todos los personajes, personas reales que sufren, aman, odian, se desesperan, son brutales y, ante todo, resultan muy humanos y convincentes. En esta mezcla de obra de autoficción y novela convencional, la autora toca la fibra sensible de los lectores desde el primer momento. A lo largo de sus páginas trata el desarraigo y la necesidad de arraigo, la importancia de honrar a los nuestros –estén vivos o muertos–, el amor y el desamor, el hambre rural y la opulencia de unos pocos, la violencia de género y la compasión, el feminismo, el miedo y la valentía, el deber y la libertad en las mujeres, la solidaridad y el egoísmo, la pérdida y la ilusión, la infancia y la edad adulta y hasta lo imprescindible que resulta querer encontrarse en los demás. Nada escapa a Ángela Cremonte y a su particular forma de poner negro sobre blanco al alma humana y a sus emociones.
«Me asombra sobre todo cómo nuestras estirpes nos han traído hasta aquí a todos sanos y salvos. Me paralizo ante las huellas que nos han dejado como si rozara el fémur del primer homínido con los pies en la playa más bonita del mundo».
PERSONAJES
Eufrosine Descreída de la fe católica e indómita, esta joven de catorce años habita en la miseria rural de la Italia del siglo XIX. Eufrosine, antepasado de Ángela Cremonte, se gana la vida como lavandera y vive una historia de amor con Vincenzo, otro joven campesino del Piamonte. Harta de la miseria de su pueblo y de los abusos de su padre, la joven tan solo piensa en dejar su tierra para embarcarse hacia una vida mejor, pese al miedo que le causa lo desconocido y marcharse a la otra punta del mundo con lo puesto. Su nombre, de origen griego, significa alegría.
Vincenzo Enamorado de Eufrosine, Vincenzo planea pedirle matrimonio y lanzarse con ella a una aventura que debe de llevarle hasta Argentina. De corazón noble y algo tímido, siente a la joven como su compañera de vida, aunque será víctima de un hecho inesperado que buscará truncar los planes de los amantes.
El padre de Eufrosine Figura autoritaria y posesiva, encarna el machismo y la violencia hacia las mujeres. Sin embargo, el destino querrá que la venganza se cruce en la vida de este campesino, cabeza de familia, frustrado y empobrecido en todo.
Ángela Cremonte Junto con Eufrosine, la autora de Todos mienten a la noche es la otra gran protagonista de esta historia. Aparece siendo una niña de ocho años, que se mueve por el mundo con curiosidad, entusiasmo y sentido de la lealtad, pero también una adolescente que querrá demostrar su madurez a los demás. La autora, emotiva, sarcástica y sin miedo a decir las cosas por su nombre, demostrará cómo la culpa, el sentido del deber y el maltrato pesan demasiado.
Estrella Agresta La madre de Ángela cumple con todo y también es víctima del machismo. Calla para proteger a sus hijas, trabaja para salir adelante, honra a sus antepasados argentinos y establece vínculos con quienes más soporte necesitan a su llegada a España.
Graziano Virgilio En ocasiones la autora utiliza el narrador en primera persona para emular la voz de su padre. Graziano, también argentino y con antepasados italianos, es un hombre ególatra, excesivo en todo y con varias caras, una fuente de conflicto constante de la que es muy difícil desprenderse. Su figura genera todo tipo de sentimientos a la narradora.
Carlos Alberto Slepoy Prada La protagonista de esta autoficción se siente especialmente orgullosa de él. Tras separase, la madre de Ángela compartirá su vida con el jurista argentino, carismático y entrañable. El padrastro de la autora sí que es, ya para la pequeña Ángela, un espejo en el que admirarse.
«Los exiliados-expatriados-expulsados nos abrazamos mucho y heredamos la ropa unos de otros. Nos distinguen por eso en los aeropuertos. Y por llegar tarde al avión, porque llevamos chaquetas gastadas y porque estiramos la despedida hasta el último hueso».
LOS SÍMBOLOS Y LOS ESCENARIOS
En esta obra, Ángela Cremonte no duda en emplear una larga lista de elementos simbólicos que hacen crecer la narración hasta niveles extraordinarios. La polenta, por ejemplo, ejemplifica el hambre que sufre Eufrosine y toda su familia, las camisas que lava y el palacio que visita son las diferencias entre ricos y pobres, los sapos emula su burla a la monarquía, las camisas manchadas de sangre por las luchas en una Italia convulsa y los folletos con una vaca y Argentina, esa solución a la miseria y la ilusión por una vida mejor. En Madrid, el moño y el cabello, esa forma de vivir la feminidad en un mundo de hombres y prejuicios hacia las mujeres, o las fotografías de sus parientes, para la niña lejanos en lo físico y lo sentimental, pero siempre presentes recordando a la pequeña su condición de familia de extranjeros y emigrantes. Hasta a un vaso de plástico con Coca-Cola, al trozo de carne asada que por fin prueba (y llora) Eufrosine, a las maletas de Aerolíneas Argentinas, al sándwich del colegio o a un informe sobre las torturas de la dictadura, la autora le da un valor simbólico que da a entender, mejor, todas y cada una de las escenas. Con estos elementos el lector se sitúa con emoción en los lugares que menciona y describe la narradora, ya sea el mísero Piamonte de finales de siglo XIX, la tierra que espera a Eufrosine en Argentina y el piso de Madrid en el que vive siendo una cría, donde ese mueble repleto de fotos le recuerda continuamente sus orígenes. Aunque si hay un escenario simbólico que prevalece por encima de los demás e ilumina el relato es el que conforma el mundo interior de Ángela Cremonte. Pura luz que siempre irrumpe pese a los momentos de oscuridad.
«Argentina no es un trozo de tierra a lo lejos. Argentina es toda mi casa. Hasta el baño de mi madre es Argentina. Yo salgo del cole en Madrid y no voy a casa, voy a Argentina. Salgo de entrenar y no vuelvo a casa, vuelvo a Argentina. Duermo en Argentina, me ducho, como, leo y juego en Argentina. Vivo en Argentina».
*Contenido original proporcionado por Comunicación Editorial Planeta
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