Versos acantilados

Agotado, pero jamás cansado,
cabreado, pero no amargado,
dolido, pero no resentido,
paciente, pero no indolente.
Desorientado, pero no perdido,
derrotado, pero no vencido,
disperso, pero no aburrido,
durmiendo, pero no dormido.

No veo, miro,
no oigo, escucho,
no engaño, miento,
no espero, busco.
Si no entiendo, comprendo
y si no hay luz, perdono,
estrecho las manos,
miro a los ojos.
tiendo mis brazos.
Canto en silencio,
lloro cantando,
mas por encima de todo,
del tiempo y del espacio,
por encima de mí mismo, amo,
porque antes de nacer,
alguien me dijo que el infierno,
es el frio feroz, la indiferencia,
el vacío, la nada, el egoísmo,
naufragar entre sábanas vacías,
no encontrar en mis ojos tu mirada.

Al igual que en sus anteriores obras José Luis Posa Lozano nos invita a la reflexión a través de las situaciones que de entre sus versos vemos como propias ya que el autor tiene la capacidad de que nos pongamos en su piel y hagamos nuestros sus versos, con palabras cuidadas, escogidas con tiento dibuja un camino hacia un acantilado desde el que no podemos asomar para darnos cuenta de que la vida puede ser compleja y sencilla a la vez.

La figura de la mujer vuelve a ser una de las protagonistas de los versos de este gran autor. Esta vez rindiendo un homenaje a esa madre, hermana y esposa, con uno de mis poemas favoritos de su libro. Que espero que disfrutes tanto como nosotros.

“Sangra mi alma cada vez que sufres
cada vez que lloras, cada vez que mueres”.

Madre, mujer, hermana, esposa, hija,
soplo de Dios que nos legó vida,
luz en la noche, abrigo en la galerna,
razón de ser, Polar en la deriva.
No es hombre aquel que en tu regazo escupe,
el que mancilla tus labios y tu pecho,
el que profana tu grial sagrado,
quien crucifica tu vida y tus recuerdos.
¡Bate las alas y elévate hacia el cielo!
Yo te acompaño, mujer, en este vuelo
y en un picado vital, arrancaremos
las malas hierbas, los cardos, los desprecios
y sembraremos la mies de un nuevo mundo
donde no medren lagartos ni serpientes,
donde tu flor pueda abrirse cada día
sin que los sapos le escupan ni la arranquen,
donde podamos gozar de tu perfume,
donde la tierra nos una para siempre.

Como siempre es un placer para los sentidos disfrutar de los versos de José Luis Posa Lozano al que agradecemos que siempre piense en nosotros, aunque a veces el tiempo y los achaques de la vida no nos permitan disfrutarlo en el momento oportuno. Pero gracias a sus palabras este poemario te hará reflexionar y como dice uno de sus poemas llegará un día en el que “Hoy detendría por siempre los relojes y escondería la vida en un suspiro para acunar el péndulo del Cronos y compartir contigo sus latidos.”