La novela más imprevista
con el personaje más inalterable
ENTREVISTA A JUAN JACINTO MUÑOZ-RENGEL
* Contenido original proporcionado por la editorial AdN – Alianza Editorial
Biografía de Juan Jacinto Muñoz Rengel
Juan Jacinto Muñoz Rengel (Málaga, 1974) es autor del ensayo «Una historia de la mentira» (Alianza Editorial, 2020); de las novelas «El gran imaginador» (Plaza & Janés, 2016), Premio del Festival Celsius a la Mejor Novela del año, «El sueño del otro» (Plaza & Janés, 2013) y «El asesino hipocondríaco» (Plaza & Janés, 2012); y de los libros de narrativa breve «El libro de los pequeños milagros» (Páginas de Espuma, 2013), «De mecánica y alquimia» (Salto de Página, 2009), Premio Ignotus al mejor libro de relatos del año, y «88 Mill Lane» (2005). Su obra ha sido traducida al inglés, al francés, al italiano, al griego, al finés, al ruso, al árabe y al turco, y publicada en una veintena de países. Actualmente dirige la Escuela de Imaginadores en Madrid.
Entrevista a Juan Jacinto Muñoz-Rengel autor de «La capacidad de amar del señor Königsberg»
A lo largo de todos estos años si algo ha caracterizado su trayectoria es precisamente su versatilidad, cada nuevo libro es siempre distinto del resto. ¿Qué encontrará el lector en esta novela que vuelva a sorprenderlo? ¿Qué la hace diferente de sus libros anteriores?
En realidad, aunque es cierto que siempre intento plantearme cada libro como un nuevo reto, y trato de cambiar los temas, el foco o la perspectiva formal, pienso que sí hay algunos rasgos comunes que permanecen el todo lo que escribo: creo que en mis historias siempre predomina la literatura de la imaginación y también el gusto por la fusión de los géneros. Con La capacidad de amar del señor Königsberg solo he intentado ir aún más lejos en ese sentido. Si en otras obras trataba de hibridar el género negro y la comedia, la novela histórica y la ciencia ficción, el realismo mágico y el terror, lo que he buscado en esta ocasión es la apuesta más extrema: que la propia novela mute a través de los géneros mientras su protagonista continúa inalterable. El señor Königsberg nunca cambia sus hábitos, pase lo que pase, aunque el mundo se hunda, aunque desaparezca el suelo bajo sus pies, aunque el propio libro no deje de convertirse en otra cosa.
Pero si todo cambia hasta ese punto, ¿qué da unidad a la novela? ¿Cómo se consigue la coherencia del conjunto?
La clave está en el propio señor Königsberg, en el protagonista. Todo el mundo se transforma, sí, lo que nunca cambia es su mundo. Para él las cosas, a pesar de todo, seguirán siendo casi iguales. Es su modo de percibir, entender y ordenar la realidad. Y eso que lo distingue de todos los demás miembros de la especie humana puede volverse, por este mismo motivo, en un rasgo determinante de selección natural si los astros se alinearan de la forma propicia. Al menos, esa era la premisa de partida. Me interesaba ver cómo un individuo, que a priori a todos podría parecernos un accidente, un desliz de la naturaleza, bien pudiera tener más oportunidades que nadie si las circunstancias fuesen las favorables. Y el descubrimiento de este personaje se convirtió en el motor de toda la trama. Una trama, no quiero ocultarlo, un tanto gamberra.
Hemos hablado de las diferencias entre sus libros. Sin embargo, este personaje nos recuerda al protagonista de El asesino hipocondríaco. ¿Es así?, ¿hay algún vínculo?
Hay parecidos y diferencias. Los dos personajes son maniáticos y obsesivos; el señor Königsberg quizá más. Los dos son solitarios, incomprendidos por los demás, y tampoco comprenden el mundo. No obstante, el señor Königsberg no es hipocondríaco ni está obsesionado con las enfermedades de los hipocondríacos más célebres de la historia de la literatura y la filosofía. Diría que incluso es bastante menos culto. Su mundo es mucho más pequeño, se limita a su casa, sus rutas, su oficina. Es mucho más Bartleby. También es más quisquilloso, un poquito más misógino, intolerante y, por qué no, racista. Por otro lado, al mismo tiempo lo redimo mucho más, porque trato de entenderlo, de que lo entendamos. Al menos, en la medida de lo posible. Y en el recorrido final de la novela introduzco un elemento que ayuda a humanizarlo. En cuanto a las propias novelas, creo que sí están felizmente emparentadas, aunque prevalecen las diferencias: los narradores de una y otra son por completo distintos, en La capacidad de amar del señor Königsberg nos acompaña un voz clásica en tercera persona, con cierto encanto, sustituyo Madrid por Nueva York y, sobre todo, en este nuevo libro no hay digresiones de la acción principal, no he tratado de sorprender como en aquella con los cambios de formato o registro, sino que, evitando la fragmentariedad, he trabajado en dirección de una trama más madura.
Gamberra, obsesiva, con encanto, cambiante, mezcla de géneros, ¿esas son las cualidades que definirían La capacidad de amar del señor Königsberg?
Con eso nos haríamos una idea bastante aproximada. No se me ocurre mucho más que añadir. Es gamberra porque los puntos de giros son disparatados y algo irreverentes; creo que hemos conseguido reflejarlo bastante bien en la portada. Es obsesiva porque su protagonista aspira a convertirse en el tipo más metódico y compulsivo de la historia de la humanidad. Por otro lado, como su narrador está la mayor parte del tiempo distanciado del personaje, esto me permitió darle un tratamiento especial, hacerlo más sensato, confiable y a la vez con un vuelo más grácil. Con encanto me refería a que su voz es acogedora y contrarresta al huraño Königsberg, pero en la novela también se apela a nuestra sensibilidad en diversos momentos. Y es mutante porque va transformándose de novela realista a un surrealismo ligero, como en el famoso cuento de Melville, y luego pasa al fantástico cotidiano, a la ciencia ficción, a la literatura postapocalíptica, para al fin desembocar en un incipiente utopismo liderado por mujeres; y también porque en sus páginas hay individuos que, literalmente, mutan. Si todavía tuviera que agregar algún adjetivo más, me gustaría que además se sintiera como una novela lúdica. Incluso que se lea con una sonrisa.
¿Por qué la última forma de organización social la lideran las mujeres? ¿El mensaje de la novela es feminista?
Este libro reflexiona sobre los mecanismos de la selección natural, sobre los individuos aptos y menos aptos, sobre quiénes facilitan nuestra supervivencia y quiénes nos empujan a la extinción. En un primer término, la hipótesis exagerada que me sirve de leitmotiv cuestiona hasta qué punto todo es azaroso y nuestros criterios están equivocados. Quería llevar al absurdo las normas que rigen nuestras sociedades, que emulan el mismo azar del que se sirve la naturaleza. Pero, de fondo, durante el proceso de escritura también me preguntaba si los que nos arrastran a las guerras, los que cometen atrocidades, los que introducimos la ambición, la violencia, la devastación en el mundo, no somos —las más de las veces— los hombres. La utopía tiene que ser, por pura lógica, feminista. Y esto justifica también la mutación que a partir de cierto capítulo empieza a extenderse por el planeta y que pretende funcionar como icono de la novela.
Y después de un libro como este, que lleva todos los planteamientos tan al extremo, ¿qué será lo siguiente? ¿Cómo lograr otro cambio después de esto?
Estoy trabajando en una novela corta, muy depurada, muy literaria, donde cada detalle esté cuidado, que va justo en la dirección contraria: con ella trato de provocar horror y angustia hasta donde permite el texto escrito, sin sonrisas ni elementos amables, tan solo nosotros y nuestro miedo. Creo que a todos nos gusta que la ficción nos ponga al límite, y estoy tratando de averiguar hasta dónde —con las dosis de tensión y adicción adecuadas— somos capaces de seguir y seguir leyendo por más que lo que leamos nos aterrorice. También vuelve a ser una indagación sobre los hombres, las mujeres y las circunstancias extremas.
Título: La capacidad de amar del señor Königsberg Autor: Juan Jacinto Muñoz-Rengel Editorial: AdN – Alianza Editorial Publicado: 16 septiembre 2021 Páginas: 208 ISBN: 978-8413624808 |
La novela más imprevista con el personaje más inalterable
¿Sería posible imaginar una conjunción de circunstancias que ocasionasen la supervivencia del individuo en apariencia menos apto? ¿Por qué la naturaleza necesita no solo a los especímenes más audaces, sino también a los cobardes o egoístas o tímidos o débiles?
El señor Königsberg tiene un carácter difícil: es arisco, hermético, solitario, no piensa como los demás ni falta que le hace, sus días están marcados por unas rutinas férreas, no suele caer bien ni tampoco es el hombre más atractivo del mundo. Pero tiene determinación. Y, cuando algo se le mete entre ceja y ceja, tras sus grandes gafas de cristales cuadrados, sabe amar como nadie.
Cuando todo cambie y se hunda a su alrededor, él permanecerá impasible. Donde otros sucumban, él superará las vicisitudes sin grandes esfuerzos. Cuando el planeta entero se transforme, no una sino varias veces, ni los giros más disparatados alterarán un ápice la inmutabilidad del señor Königsberg.
Y es que ni siquiera los cambios de género del nuevo libro de Juan Jacinto Muñoz Rengel, que mutará de la novela-Bartleby a la fantasía, a la ciencia ficción, a lo pulp, la literatura postapocalíptica o la utopía feminista, serán capaces de alterarlo. Ninguno de esos cataclismos. Porque no es posible encontrar un protagonista más a prueba de bombas.