El pasado 30 de enero tuvimos la oportunidad de charlar con Carmen Romero Dorr sobre su libro El último regalo de Paulina Hoffmann.

Carmen nos contó que necesitó de sus propios sentimientos a la hora de escribir esta novela para dotarle de verdad al texto y algo de ella hay en muchos de los personajes. El amor por los libros es una de esas características que ha mostrado en el texto.

La novela arranca cuando Alicia, una mujer de nuestra época de unos treinta tantos años, está pasando un momento complicado porque se acaba de divorciar y a lo que se suma una situación complicada en el trabajo. Tras el reciente fallecimiento de su abuela se acerca al notario para leer el testamento, descubre que Paulina Hoffmann le ha dejado en herencia un apartamento en Berlín del que nadie conocía su existencia. Aprovechando los días de vacaciones que su hijo pequeño pasa con su padre Alicia viaja a Berlín para tomar posesión del apartamento y tratar de entender que le ha querido decir su abuela con esa herencia… y a partir de ahí arranca esta novela escrita en dos tiempos. Viviremos la infancia de Paulina, que a su corta edad, 6 años, tiene que vivir todo el nacismo, la segunda guerra mundial, separarse de su mejor amiga que es una niña judía…

“La novela es una historia de amor, no de amor romántico, sino de amor entre una nieta y su abuela”

A la autora la historia le surge tras la muerte de su propia abuela que era una persona muy importante para Carmen, recordando he imaginándose como podía haber sido su vida revisando fotos antiguas.

Carmen Romero ha conseguido crear personajes imperfectos pero muy reales. Carmen Romero nos confiesa que no escribió la novela con un esquema previo, fue surgiendo a medida que la iba escribiendo. Tenía un primer borrador que escribió muy desde el corazón, desordenado y lo dejó reposar unos meses. Al recuperarlo ordenó sus ideas y se dio cuenta de que ahí tenía una novela que escribir.

“Creo que si las cosas son reales, se nota en la novela”

La labor de documentación ha sido exhaustiva, la autora nos comenta que ha tratado de que no esté todo reflejado en el libro, incluso nos comenta que ha tenido que leer un libro completo para luego simplemente escribir una frase, pero así dotar a esa frase de sentido.

Hablamos de varios detalles de la novela y como hay muchas partes de la historia que no son muy conocidas.
También charlamos sobre la portada y el acierto de esta para su obra.

Le preguntamos qué se siente al estar al otro lado, te recordamos que Carmen Romero es editora, para ella es una experiencia muy enriquecedora estar en el puesto de escritora en el que ha visto a mucho es escritores con los que trabaja le aporta un aprendizaje profesional.

En el primero borrador su trabajo como editora intentó guiarse por lo que sentía, sin formulas, escribió lo que salía de su corazón y le resultó mucho más útil su pasión por la lectura.

“Al final somos el producto de lo que hemos leído”

Cuando volvió al texto y empezó a construir ahí sí que se sirvió de su gran experiencia como editora para darle forma.
Hacernos la observación de que esta novela no solo es una historia de personas, si no también una novela de objetos, de lugares… a lo que la autora nos indica que ha tratado que todo lo que aparece en la novela, ya sea una vajilla, una ciudad, un cuadro que no sean relleno y todo lo que menciona en la novela tenga una función.

Le confesamos que el libro se nos ha hecho corto y necesitamos más de Paulina, pero nos confiesa que es intencionado que la parte que se desarrolla en Madrid no tenga más extensión para reflejar la añoranza y como lectores echáramos de menos a Paulina.

“Al final es la historia de un duelo, de cómo Alicia se debe encontrar a ella misma a través del duelo por la muerte de su abuela”

Hablamos de como Alicia está siembre buscando la protección de los demás y como a través de una doble perdida debe hacerle frente a la vida.

Hablamos sobre varios personajes, como reflejan de manera exquisita la época que les ha tocado vivir, como la escritora ha conseguido reflejar una sencillez en su obra que engancha aunque sabemos que ha sido un trabajo muy duro hasta publicarla. Uno de los personajes que nos ha gustado mucho es el padre de Alicia, un tipo genial, más un amigo que un padre.

Carmen Romero nos confiesa que la escena del ejército Rojo le costó mucho escribirla, lo pasó mal, a la hora de escribir alguna escena tuvo que enfrentarse a sus miedos, y una de las escenas que más reescribió es la de la piscina.

La autora nos confiesa que no tiene ninguna otro libro en mente, tiene la sensación de que la historial de El último regalo de Paulina Hoffmann le encontró a ella y esperará a que le ocurra lo mismo para escribir un nuevo libro.

“A mis dos abuelas las recuerdo como unas mujeres súper fuertes, que sacaron adelante a sus hijos… como el motor de las familias, yo creo que son heroínas”

Hablamos de esas heroínas que de niñas y adolescentes vivieron situaciones horrorosas durante la guerra, perdiendo a seres queridos, pasaron hambre y sin embargo las recordamos como mujeres fuertes. Hablamos de una escena del libro donde se cuenta como las mujeres apartaron los cascotes y cadáveres de un solar de un edificio derrumbado para crear huertos y así poder dar de comer a sus hijos.

Carmen Romero nos agradece nuestros halagos y nos confiesa que muchos lectores le han escrito correos electrónicos, y para ella es una gozada saber que entre sus lectores hay muchos hombres. Y a raíz de esa observación le confesamos que los personajes masculinos de su obra a pesar de ser secundarios están perfectamente retratados y muy bien contados.

“Creo que es una novela dura, con partes muy dramáticas, pero también hay partes muy luminosas”

Una novela emotiva, llena de esperanza que hemos devorado en dos días. Llena de momentos mágicos que hacen de esta novela una historia redonda.

Queremos dar las gracias a la Editorial Planeta y a Isa Santos por organizar he invitarnos a este gran encuentro. Y a Carmen Romero por hablarnos de su opera prima y hacer de este encuentro un momento tan mágico a pesar de sus nervios como escritora primeriza.

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