Gracias a Librotea (el pais) y a la editorial AdN pudimos asistir a la presentación del nuevo libro de Guillaume Musso en la biblioteca Eugenio Trías de Madrid, titulado La vida secreta de los escritores.

En esta novela, La vida secreta de los escritores, hay una reflexión sobre el hecho de escribir, sobre el mundo narrativo, sobre el éxito y la soledad. Un thriller lleno de misterio y referencias literarias para todos aquellos que les gusta leer y que se encuentran al final de esta obra.

Guillaume es un escritor “travieso” en su ultima novela encontramos giros muy divertidos. Su mundo ha estado siempre muy en contacto con los libros ya que su madre era bibliotecaria, pero decidió estudiar económicas.

G- Es cierto que yo he heredado de mi madre una cultura muy artística muy literaria que me hizo empezar a leer muy joven, y por parte de mi padre recibí una cultura mas real, mas económica. La idea para mi es tener la cabeza en las estrellas, pero los pies en la tierra.

Una de las condiciones para mi es seguir muy conectado con el mundo real y esa doble cultura me ha construido. Escribiendo un libro, es verdad que conecto con el mundo imaginario, pero también me centro en aspectos concretos de las cosas y me intereso por muchas cosas, para mi eso es fundamental por que el riesgo de quedarse solo en el mundo imaginario es un poco perder el pie.

 

¿Cuál fue el primer libro que te “voló” la cabeza?

G- El libro que mas me ha impactado es uno que leí con doce años en las vacaciones de navidad en casa de mis abuelos donde se había ido la electricidad y no teníamos televisión… y en casa de mis abuelos tenían pocos libros uno de ellos era “Cumbres Borrascosas”. Este es un libro que me impactó totalmente a pesar de que hablaba de una chica joven inglesa y que evidentemente era muy diferente a mi mismo, pero conecté con ella y me recuerda la frase de Paul Auster que dice “un libro es el único ligar en el mundo donde dos desconocidos pueden tener un encuentro intimo”. Yo es lo que sentí en esa época cuando leí Cumbres Borrascosas, y creo que es lo fundamental en la ficción, hay mucha ficción hoy en día, pero lo que hace la singularidad del libro es que construye una burbuja y si por ejemplo estamos leyendo sentados y se acerca alguien a mirar que es lo que leemos nos sentimos que han violado nuestra intimidad por lo que hay en ese momento entre nosotros el lector y el libro que estamos leyendo.

 

Su primer libro es de 2001 y esta es la novela numero dieciséis… hay un juego entre dos escritores, hay la sensación que los dos son el mismo Guillaume Musso uno sabiendo demasiado y el otro como sabiendo muy poco.

G- Hay un cara a cara entre esos dos escritores, el aspirante que es el mas joven y el escritor consagrado, me he proyectado en las dos personas. El escritor aspirante me recuerda a mi cuando yo tenia 23 años cuando enviaba manuscritos y recibía cartas de rechazo. El escritor consagrado es un poco la cristalización de grandes firmas literarias que me han llamado mucho la atención como Thomas Bernhard o Elena Fernández que en algún momento han dado un paso atrás y han rechazado las reglas de la literatura y del mundo editorial clásico para irse a una mayor libertad.

 

Has vendido 33 millones de novelas ¿Mientras mas popular eres tienes mayor tentación a desaparecer?

G- Es un problema que he querido anticipar, ahora cuando escribo un muevo libro lo que hago es ponerme en las mismas condiciones de cuando escribí mi primer libro.

Cuando comencé a vivir con mi mujer yo trabajaba 12 horas y me pasaba el día acompañado por mis personajes de papel en un mundo imaginario y de alguna manera mi mujer estaba preocupada de que me fuera a volver loco, eso me hizo una llamada de atención y me di cuenta de que podía ser peligroso que yo vivieras mas en el mundo imaginario que en el mundo real, entonces empecé a imponerme una disciplina en mis horarios y sobre todo hoy en día yo escribo en mi oficina, nunca escribo en casa por que este es el lugar para la familia y los hijos. Trabajo de las nueve y media a las ocho de la tarde, soy una persona que necesita su tiempo para escribir y ese ritmo regular me permite evitar plantearme preguntas constantes sobre la presión del mundo editorial, simplemente voy realizando mi actividad, es algo que me da mas serenidad y mas placer, y es verdad que siempre pienso en escribir un libro que me gustaría leer.

 

En la novela hay un momento en que los protagonistas dicen que los libros levantan barreras, siempre tenemos la idea a la gente que nos gustan los libros que estos son un método de comunicación y que abren ventanas. Me resulta muy curioso esta frase del libro en la que se refleja que a veces los libros levantan barreras y nos aíslan.

G- Para mi como lector un libro tiende a construir una barrera, es decir, permite escapar de la dureza del mundo exterior y protegerme. Pero también abrir ventanas, es decir, es la evasión y volver a la realidad con mas enriquecimiento por lo que hemos escrito o leído. En la novela es al mismo tiempo una protección y una apertura.

 

¿Por qué crees que existe esa fascinación por ser escritor?

G- Escribir es largo, es mucho tiempo y hasta penoso, pero al terminar tengo la sensación y satisfacción de haber creado un mundo homogéneo. La escritura nos permite no depender de nadie ni de nada y lo podemos hacer solos, es un poco un diálogo con uno mismo, pero para el mundo, ya que para mi un libro existe si ese libro está leído, un manuscrito que se encuentra en un cajón no es un libro.

 

¿Por qué ha elegido situar su novela en una isla?

G- Yo siempre escribo a dos niveles el primero es el nivel de suspense y el aspecto lúdico que hace que queramos seguir leyendo y el segundo trato temas como por ejemplo en este libro el tema de la creación y la escritura. He elegido situar esta novela en una isla, que es ficticia por que me evoca un lugar de ensueño, pero también puede ser una cárcel.

 

 

¿Vas a volver a introducir elementos sobrenaturales en tus novelas?

G- Es una pregunta que me hacen muy a menudo, yo efectivamente he tenido dos carreras una donde escribía cosas mas sobre el mundo sobrenatural y luego he pasado mas al suspense. Me gusta mucho el sobre natural, por que nos permite hablar de cosas graves de una forma mas artificial, si decimos que vamos a escribir un libro sobre la muerte, pues nadie lo quiere leer, pero si decimos que vamos a escribir sobre los fantasmas la gente lo va a querer leer y nos permite hablar del duelo y hablar de la muerte.

 

En un par de ocasiones en la novela el escritor consagrado le dice al novel que no se obsesione con las ideas, que las ideas están en todas las partes y tu defiendes que el escritor no tiene que obsesionarse con el estilo ¿Qué es lo que hace que una novela levante el vuelo?

G- Yo pienso que un libro antes de ser algo intelectual es algo fundamentalmente más emocional. Yo escribo en dos fases, la primera es montar una especie de esqueleto de la obra eso me lleva tres o seis meses mas o menos, siempre hay que se un poco fontanero y montar primero la cañería.

Tras montar el mecanismo, ya tenemos un plan nos sentimos mas seguros. Tras tener el esqueleto hecho ya tenemos que añadirle la carne y eso nos viene de los personajes, son estos los que le van a añadir la dimensión emocional.

Tengo la costumbre de escribir hasta la pagina 80 y en ese momento hago un balance veo si funciona, veo si hay aun placer en los personajes y si la interacción de los personajes si funciona si salta la chispa y puede ser que, si o puede ser que no, yo en tres o cuatro ocasiones he tirado manuscritos en los que estaba ya por la pagina 80 y es la forma que tengo.

Para mi lo que hace la diferencia cuando me pongo a escribir es cuando lo personajes tienen ganas de hacer cosas que yo necesaria mente había pensado, me empiezo a sorprender y esos personajes empiezan a escaparse y del papel pasan un poco a ser personajes de carne y hueso. Y se que eso me permite cuando sigo escribiendo encender el ordenador y esperar a ver que sorpresa me tienen reservada.

Para que esto funcione un tiene que estar abierto a cambiar el esqueleto inicial, eso supone que hay que aceptar el cambio y utilizando un símil deportivo lo comparo con el Tour de Francia en el que tenemos las etapas, pero no sabemos lo que va a ocurrir en cada una de ellas.

 

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