Inmaculada Nocete Priego, autora de «Germinación»: «El poder de la literatura radica en su inmortalidad».

Inmaculada Nocete PriegoAsegura la escritora gaditana Inmaculada Nocete Priego (Jerez de la Frontera, 1990) que ha conseguido escribir el libro que quería, una historia única, sin dejar que se alterase su esencia ni permitir que las críticas influyesen en ella. Ya solo con eso, el «parto» de Germinación ha merecido la pena, pero este libro esconde mucho más, es al tiempo una historia global e intimista, poética y filosófica, un largo viaje al centro de uno mismo, filosofía clásica y bullying en el instituto. Una obra que merece la pena conocer.

 

¿Cómo se te ocurrió esta historia?

A partir de los 15 o 16 años comencé a leer con conciencia y por placer gracias a la literatura fantástica. Mucho antes había leído La historia interminable, mi primer libro completo y de gran tamaño, que pudo haber dejado en mí su semilla mágica por el amor a los libros. Por otro lado, siempre quise ser como la escritora valenciana Laura Gallego García, que por aquellos años había publicado Memorias de Idhún, trilogía que considero que marcó mi forma de concebir la palabra amor o la sexualidad, por la relación poliamorosa de sus protagonistas. Leía la biografía de Laura y me parecía un paso imprescindible y lejano el estudiar, al igual que ella, Filología Hispánica si yo quería ser escritora. En el instituto tenía mis cuadernos llenos de dibujos, mapas imaginarios y de capítulos de historias que se me iban ocurriendo como fruto de mi ilusión por ser como ella. Considero que en el patio del centro germinó un deseo comunicativo e inventivo como un grito de liberación adolescente. Siempre aprovechaba estos ratos para contar a mis mejores amigos las historias que iba creando, y cuando me preguntaban al día siguiente cómo seguían, yo observaba a mi alrededor y añadía más detalles. Por ejemplo, en el centro había un chico al que juraría que le decían Nacho y que siempre llegaba en moto, en la década del 2000 se daban situaciones abusivas o de bullying que pude haber leído, visto o padecido… De este modo, mis amigos me animaron a ir creando y sumando hasta que empecé a participar en el foro literario de Laura Gallego García.

 

¿Crees que Germinación tiene posibilidades de triunfar en los Premios Talento de Caligrama?

Apología del deseo es un proyecto ambicioso y arriesgado, y Germinación ha demostrado ser una novela que late sola por las historias desgarradoras que se cuentan, su estilo original, la personalidad de la narración en segunda y tercera persona, la empatía que transmiten sus personajes, su lado más poético y filosófico, que nos sirve como un libro de autoayuda, la cuidada edición y el añadido de las ilustraciones. Confío en mi obra porque no me he doblegado a otro tipo de demandas, puesto que mi objetivo era crear un libro único sin alterar su esencia ni importarme las críticas.

En resumidas cuentas, estoy satisfecha y soy consciente de que compito con compañeros también de delicada pluma y brillante originalidad. Durante la revisión del manuscrito, siempre deseé de corazón ganar el Sello Talento por darle la máxima oportunidad a Germinación y fue un día muy feliz cuando, un sábado, mientras desayunaba, me informaron de que lo había logrado por ser «un relato de iniciación de largo aliento». Así que creo que podría ganar perfectamente los Premios Talento de Caligrama porque todos hemos hecho bien nuestro trabajo, obteniendo resultados positivos y ampliando la familia de lectores que me han felicitado por la obra.

La protagonista de Germinación se llama Europa, hay múltiples referencias a la filosofía… Debes de ser una apasionada de la cultura clásica.

Me he formado en la cultura clásica para construir el personaje de Europa, al igual que he buscado bastante información para resolver el puzle científico-tecnológico de la compañía Gorej. Cualquier historia me apasiona, pues soy una mujer muy curiosa, y especialmente me dejan absorta aquellas fábulas de tiempos pasados. El poder de la literatura radica en su inmortalidad, no solo porque lo que permanece escrito no perece, sino porque le podemos dar nuestro propio sentido en cualquier periodo histórico. En Germinación, por ejemplo, apreciamos cómo el mundo de Europa es explicado gracias a algún personaje, elemento o mito del mundo griego, que, por supuesto, también despierta mi interés.

En todas las entrevistas aclaro que Europa fue mi alter ego ficticio y adolescente, una hermana gemela gracias a la cual pude vivir esas aventuras. Ahora que soy una adulta, ella es como si fuera mi hija literaria, a la que quiero proteger de todo mal. Se parece a mí porque, al ser mi primera novela, yo quería que tuviera mis rasgos o formas de sentir propias de mi corazón. Sin embargo, Europa, mi personaje principal, tiene una formación clásica que yo jamás tuve a esa edad y creo que nunca llegaré a controlar.

 

Cuentas que te enamoraste de la lectura siendo muy pequeña, cuéntanos cómo fue.

Mi casa siempre fue un hogar desordenado por la cantidad de enciclopedias, películas, casetes y libros que había. Dentro de este desorden había un orden y mucha disciplina para el estudio o para saber valorar la cultura. Mi padre era maestro, así que se sumaba el hecho de que traía de la escuela algún cuento o libro de texto que estuviera usando en sus clases.

Conmigo siempre había algún libro de pegatinas, de colorear o de lecturas de iniciación. Recuerdo con mucho cariño un momento mágico con mi padre, acariciándome la frente mientras yo leía tumbada y diciéndome que todo lo que leyera era el alimento para mi mente. Más tarde, con doce o trece años, compré La historia interminableporque me atrapó la tipografía, pues tenía dos tipos distintos de colores. Fue un libro que me costó leer pero que acabé con orgullo.

Confieso que me enamoré plenamente de la lectura en mi adolescencia porque tuve la suerte de poder contar con unos padres que me compraban los libros de fantasía que yo quería y por la bendita mano de mis profesoras de Lengua, que me orientaban en estas lecturas.

 

En Germinación hay dos narraciones distintas, una en tercera persona, la del pasado, y otra en segunda, la del presente, ¿qué quieres transmitir al lector con este doble enfoque?

Esta novedad la tenía ya la novela original del foro. Revisando el manuscrito en el 2020, me di cuenta de que había estado empleando una técnica cinematográfica que nos da sensación de agilidad, como si estuviéramos viendo un capítulo de una serie. No importa el número de páginas que tenga la obra, porque los lectores me han transmitido que se lee con rapidez y que el doble enfoque le da un tratamiento de intriga y de pausas meditativas que te animan precisamente a seguir leyendo más y más.

Por mi parte, el usar la tercera persona en el pasado es para mostrar que las aventuras de ese tiempo pretérito forman parte de un libro más clásico, es decir, como si fuera una historia convencional. Al introducir la segunda persona, vamos entendiendo mejor esa apología del deseo de cada personaje que lucha por conseguir el objeto deseado. Aquí empieza ya a hilvanarse la metanovela, poco a poco entendemos mejor la forma de ser de cada personaje y comprendemos mejor sus elecciones por medio de la voz o demiurgo en segunda persona.

 

Supongo que habrá sido necesario documentarte mucho para escribir un libro tan complejo. ¿Cómo ha sido ese proceso?

Ha sido un proceso interesante que he compaginado con mis viajes o con la práctica del deporte de la orientación. Me he documentado, he escuchado podcasts muy curiosos sobre ciencia o tecnología, he desempolvado el libro de Mitos griegos de Robert Graves y he ido creciendo con mis personajes. La experiencia en el aula también ha sumado a los diálogos de los niños del pasado, que ya de por sí eran originales del primer manuscrito.

 

¿Tienes muchas manías como escritora?

Soy una escritora muy sencilla. Solo necesito paz interior, que no silencio. Me gusta escribir cuando acuden a mí las musas; otras veces, por desahogarme o por hacer algo diferente que no sea trabajo.

No es una manía, es una curiosidad: el año pasado revisé Germinación en una autocaravana mientras viajaba para participar en campeonatos de Andalucía o de España del deporte de orientación.

 

¿Hay algún libro que te haya marcado especialmente y que digas «es por este libro que quise ser escritora»?

Soy la mujer que he querido ser gracias a mis profesoras de Lengua y a libros como Harry Potter, Memorias de Idhún, La historia interminable, El árbol de la ciencia, La isla bajo el mar, Nada o Poeta en Nueva York.

Cerrando el círculo, en mi corazón adolescente siempre estará la influencia de los libros de Laura Gallego García y J. K. Rowling.

 

¿Qué líneas vas a desarrollar en futuras entregas de esta saga que es Apología del Deseo?

La historia de Europa continúa en un presente en el que ella está en un psiquiátrico intentando resolver misterios que se han quedado abiertos en el primer volumen. La remembranza al pasado proyecta una nueva historia en su periodo universitario, con la aparición de personajes que marcarán el rumbo del presente y que irán respondiendo a lo que nos quedó sin saber de Juan, Calila, Max, Nacho o los padres de Europa.

 

¿Con qué obra literaria te gustaría que comparasen a Germinación?

No me gustaría que Germinación fuera comparada, porque «las comparaciones son odiosas». Por su título, algunos lectores han creído que podría ser una especie de Cincuenta sombras de Grey. Por su portada y relación con los griegos, me han preguntado si era novela histórica. Aquellos que se han interesado por las ilustraciones han llegado a pensar que era una autobiografía ficticia…

Apología del deseo I. Germinación es una novela única que late con su propia personalidad y, al igual que las personas no podemos tener dos corazones, ella tiene el suyo y no necesita ser comparada.

Por Eva Fraile, de La Reina Lectora
@reinalectora

Germinación: Apología del deseo I
de Inmaculada Nocete Priego

A raíz de un fatídico y malintencionado accidente de motocicleta, Europa, una joven de casi veinte años y apasionada por la Antigüedad clásica, comienza un descenso onírico por el inframundo. Monologando con su alter ego y enfrentándose filosóficamente a sus propias tribulaciones, especialmente la traumática y misteriosa pérdida de sus padres y la ruptura con su antiguo grupo de amigos, tendrá que rememorar acontecimientos del pasado para encontrar la fuerza necesaria para salir del coma. Hallada la salida, gracias a los recuerdos más dichosos de su adolescencia con Juan, el que fuera su mejor amigo y actual trabajador de la neurotecnológica compañía Gorej, un tiempo pretérito cobra sentido con otros infortunios del presente que revelarán las luces y las sombras de los protagonistas de esta historia. Este primer volumen de «Apología del deseo» narra la relación entre distintas conciencias agónicas que se unen en un punto en común: la defensa del deseo como justificación de las primeras decisiones vitales hasta sus últimas consecuencias.

Artículo anteriorLas penas del joven Werther
Artículo siguienteEl rumor y los insectos
Eva Fraile
Agente literario, agente de derechos internacionales, asesora editorial, experta en posicionamiento de escritores y redactora en distintos medios de comunicación. Prensa en Academia del Cine. Editora de la web La Reina Lectora. Escritora de Proyecto Crysser. Olvido.