img_3583Encuentro con Carlos Soto Femenía, autor de “El carbonero”, puedes encontrar nuestra reseña aquí.

Nos juntamos el pasado miércoles 20 en el Hotel de las Letras de Madrid, donde el autor nos agradeció nuestras reseñas y la emoción que ponemos en ellas los distintos blogs, que aunque no tiene perfiles en las redes sociales está muy al tanto de lo que ocurre de la mano de la editorial y de su amigo de hace muchos años el también escritor Lorenzo Silva.

Nos habló de uno de los géneros que está presente en su última obra, el género rural. Carlos Soto no tenía la idea de escribir una novela ambientada o categorizada como rural. Un día “perdiendo” el tiempo por Internet, terminó dando con una foto de un hombre que había sido carbonero en Mallorca. En la web aparecía una sitja, que en el norte de España se conoce como carbonera.

“Las carboneras se hacían preferentemente en invierno, cuando la madera es poco resinosa y tiene menos agua. Convenía disponer de un claro en el bosque del que se extraía la leña que se amontonaba, cuidando de separar el ramaje menudo de los troncos más gruesos, a los que generalmente se les quitaba la carrasca. Las carboneras podían levantarse con pequeñas diferencias –cada payés tenía su pequeño secreto–, pero en lo esencial coincidían todas. La base de la sitja o pallol se hacía con los troncos más largos sobre los que se colocaban otros de través y encima iba toda la otra leña bien apilada: en la parte baja y en el interior la de más entidad y el ramaje más ligero en la zona perimetral y más alta. Según se colocaban los troncos, las carboneras podían ser horizontales o verticales.”
Extracto de el Diario de Ibiza http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2014/02/02/sitges-o-carboneras/672443.html

img_3593El autor nos comenta que gran parte de la documentación la ha sacado del norte, sobre todo de Navarra, para escribir la obra. Lo que más le llamó la atención del artículo es que el hombre protagonista del artículo había ejercido este oficio hasta hace solo 30 años.

Carlos Soto nos confiesa que él no había estado en ningún encinar antes de escribir la novela, es todo imaginación y nos recomienda encarecidamente que visitemos la Sierra de Tramontana, de una belleza inigualable.

El autor nos cuenta que nunca traza ni crea un esquema de lo que va a ser la novela, siempre es a base de fogonazos y unas escenas se fusionan con otras, en su cabeza se van formando, juntando y separando ellas solas. Sus personajes son absolutamente independientes de él, no lleva su voz, son ellos los que hablan espontáneamente y son los personajes los que construyen sus relaciones, pero el autor tiene que llevar las riendas y trazar líneas. A medida que avanza la novela tiene que controlar más a los personajes, Carlos no podría amordazar a un personaje.

La voz en primera persona que utiliza Carlos para sus obras le permite que todo fluya y su creatividad se dispare. Y hablamos sobre la corriente de escritores que escriben en presente.

sotoencuentro2Al autor le gusta que en las novelas aunque se muestre tranquilidad haya fuego por debajo, tiene que haber algo que apasione, si no a él mismo le deja de apasionar lo que escribe. Tiene que haber un flujo subterráneo que lleve la novela.
Otro de los géneros que se reflejan en “El carbonero” es el negro pero de una manera circunstancial, pero luego un tercer género que aparece en esta obra es el thriller. Para el autor lo que define el thriller es la tensión que lleva la historia a parte de los engranajes que en el thriller hay piezas que casan y se convierten en una especie de puzzle que el lector tiene que ir completando.

Carlos siempre escribe desde el punto de vista de el lector, el mismo es su propio lector y si la novela que está escribiendo le deja de interesar como lector deja de escribir esa historia.

Hablamos de los actos repudiables que comete el protagonista de esta obra y de la definición de los hombre buenos y malos, que todo depende de una serie de parámetros que te hayan tocado experimentar en la vida, ni todos somos tan buenos y tan malos. Pero lo peligroso es que los humanos somos los únicos animales que podemos justificar nuestros actos. El protagonista de la novela llega a convencerse durante esos primeros siete años, a pesar de haber podido llevar una vida dulce con su amiga, se encuentra que lo único que desea es vengar aquella muerte.

El Carbonero es una novela con muchas metáforas y símbolos, todo el ambiente favorece la quema, la sitja no solo es un montón de troncos distribuidos con un orden, cubiertos de tierra y luego esa tierra de carrizo para que no se vuele esa tierra, es una fábrica de carbón. En caso del protagonista es una fábrica de resentimiento y de dolor.

«El dolor se va convirtiendo en en resentimiento, ese resentimiento en rencor y el rencor en una sed de venganza.»

Ese proceso es el que hace que el niño protagonista se convierta en lo que él elige deliberadamente aunque sea consciente de que se está equivocando, pero se siente en deuda con aquello que tuvo que era tan poco como sus padres, un proceso de transformación avivado por la soledad y silencio que refleja la novela.

sotoencuentroHablamos de detalles de la novela, como la ubicación de la vida del protagonista entre la civilización y sus iguales en su clase social. Hablamos de la casa de nieve, de los sueños, de lo que representan algunas de las metáforas de la novela como las aves blancas y de la forma de entender la justicia del protagonista.

El autor me confiesa que antes escribía a mano ya que le daba más tiempo a pensar mientras escribía, ya que a mano su escritura es más lenta que a ordenador. Y el tiempo de corregirse es mayor, no necesariamente pero su proceso de escritura es como un dictado.

Al autor le gusta incluir en sus novelas escenas con cierta poética porque eso forma parte de su imaginación mientras intenta describir la relación entre personajes y durante el proceso de escritura le van surgiendo ideas que le gusta plasmar de esa manera ya que enriquecen la historia y relaciones que va escribiendo.

En el proceso de escritura el autor nos cuenta que no es de reescribir, si que corrige ya que tal como escribes no es «publicable». No reescribe, si un pasaje no le gusta trabaja en que mejore, pero nunca lo tira a la basura y vuelve a escribirlo. Cada cosa que sale de su imaginación la respeta aunque no le gusten y analiza por qué no le gusta, que sobra o que falta en ese pasaje.

Han sido cuatro meses dedicado solo a la escritura de El carbonero, tres intensos meses de escritura y un mes de correcciones. Cuando la terminó se quedó con ganas de continuar, pero en su cabeza rondan ideas para una posible continuación o novela que sea basada en alguno de los personajes de la obra.

Hablamos de otros temas como una de las lecturas favoritas de Carlos Soto que es la saga del escritor James Sallis.

También el autor nos habló de algo que le llamó mucho la atención de una sensación que tiene el lector con su novela del distanciamiento de la voz narrativa, al autor le llama mucho la atención esa sensación que tiene el lector, que no es un efecto buscado.
Una voz tan desapasionada pero que transmite tanta fuerza, pero el autor piensa que no es tan desapasionada la voz, y que es muy acorde con lo que transmite. Para el autor piensa que la determinación y madurez del personaje o puede ser el lenguaje que utiliza cause esa sensación al lector.

Tras esta complicidad no solo descubrimos a un gran autor sino también a un orador al que es un placer escuchar hablar de su libro, y pasamos a la firma de los ejemplares con una visita sorpresa como es la de Lorenzo Silva.

 

Agradecer a la editorial Destino el habernos invitado a este encuentro y en especia a Alba.

 

 

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Autor:  Carlos Soto Femenía
Editorial: Destino
Publicado: 2016
Páginas: 288
ISBN: 978-8423351404

 

 

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